viernes, diciembre 13, 2024
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El chavismo nunca tuvo enemigos

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Cuando el régimen impuso el control cambiario nació el ciclo más depravado de corrupción. El chavismo es hoy la sumatoria de sus consecuencias, nunca tuvo enemigos externos, fue su propio enemigo, nació siendo un error, error que se autoconsumió

Con un apoyo popular que bordeó el 70 %, con cuatro, cinco, 10 veces o muchos más recursos de los que hubiese necesitado, con el dominio absoluto de las instituciones públicas, con casi todas las gobernaciones, alcaldías, con leyes hechas a la medida, con una comunidad internacional sumisa a la petrochequera, el chavismo nunca ha tenido enemigos… más que él mismo.

Nos remuerde una melancólica intriga: Qué sería de Venezuela hoy si Chávez en lugar de haberse infectado por los malevos Castro, hubiese simplemente respetado las reglas económicas y la venezolanidad, si en lugar de imponer un sistema comunistoide retencionista del poder, inhumano in extremis, se hubiese esforzado en consolidar instituciones profesionales, eficientes y hubiese apoyado el inconmensurable talento de los venezolanos, la respuesta sería un país absolutamente opuesto a la denigrante desgracia que hoy nos arruina la existencia.

En el artículo anterior señalamos que las tres principales características del oscurantismo denominado chavismo son la corrupción, la desidia y la destrucción, esas “tres Marías” fueron los pilares de la ruina y debacle, no solo del país sino del propio chavismo. Ahora bien, en la forma despótica como ha gobernado en estas dos aciagas décadas, con leyes confeccionadas taumatúrgicamente a sus fines, con un modelo de sociedad sometida a la disciplina castrense, donde la disidencia está prohibida de facto y todo lo emanado del régimen son órdenes, cabe otra suspicaz pregunta ¿Cómo pueden endilgar la culpa del ruinoso país de hoy a terceros? Resulta insultante las excusas que desde los laboratorios cubanos nos escupen en la cara a través del control hegemónico de todo el flujo desinformativo de la nación, hasta eso lo controlan milimétricamente.

Cuando los precios del barril de petróleo se estancaron y no permitieron continuar tapando los desmanes cometidos, nació la tesis de la “guerra económica”, subterfugio carente de toda lógica, en todo caso, la reflexión amigable con el raciocinio sería: Si sobre el Gobierno penden numerosas sanciones internacionales, debemos preguntarnos por qué. Antes, debemos estar claros que nuestra República (cuando lo era) suscribió pactos y acuerdos internacionales de protección democrática para el pueblo, bueno, esa interesada, lerda y muy indolente comunidad internacional hoy pasa factura al chavismo por evadir ilegalmente el revocatorio, por imponer a sangre y fuego una constituyente, por celebrar procesos electorales absolutamente amañados, desasistidos de legitimidad, por estar inmerso en la corrupción más estruendosa que haya conocido la humanidad luego de la Segunda Guerra Mundial, entre otros… aceptémoslo o no, motivos hay de sobra.

Cuando el régimen impuso el control cambiario nació el ciclo más depravado de corrupción, cuando asumió el poder las instituciones públicas se partidizaron, se hicieron más lentas, sectarias, cuna de irregularidades administrativas. Cuando asumió el control de la justicia a la inseguridad se le colocó un motor fuera de borda, cuando tomó el control del sistema penitenciario nació el sistema de pranes. Cuando asumió la distribución de alimentos y medicinas comenzó el bachaqueo, después de cada “medida económica” la situación empeora y un largo etcétera… el chavismo es hoy la sumatoria de sus consecuencias, nunca tuvo enemigos externos, fue su propio enemigo, nació siendo un error, error que se autoconsumió. 

 

 

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