miércoles, diciembre 11, 2024
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El gobernador de la dignidad

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 El gesto de Juan Pablo Guanipa, histórico sin lugar a dudas, es un rechazo a la dictadura como forma de Gobierno, ante el cuadro grotesco de una inconstitucional constituyente, subordinada al  poder constituido del Ejecutivo nacional sin contrapeso alguno, poder ilimitado y absoluto

La decisión histórica del gobernador electo y proclamado del Zulia, Juan Pablo Guanipa de no ponerse de rodillas ante una dictadura militarista, lo convertirá en el eterno gobernador de la dignidad de su pueblo. Fiel al mandato recibido por una mayoría de venezolanos  el 15 de julio de 2017, desconoció a una fraudulenta Asamblea Constituyente, que viola los artículos 347,348 y 349 de la Constitución. Su actitud se inscribe en el mejor espíritu del artículo 350 de ese texto. Desconoció igualmente, el nulo decreto constituyente del 8 de agosto, por el cual ese cuerpo pretende asumir poderes supraconstitucionales, ignorando la constitución vigente. 

Guanipa rechazó asimismo, la pretensión de la constituyente cubana de asumir el poder absoluto del estado. Se opuso con valentía a que esa falsa supraconstitucionalidad  se extienda a los poderes públicos de los estados y municipios, para controlarlos y acordar cuando lo deseen, el cese de sus actividades. Quienes se juramentaron ante este cuerpo, o lo hagan en el futuro, de pie o sentados, estarán renunciando al ejercicio de la autonomía estadal y violando la Constitución nacional y estadal.

El gesto de Juan Pablo Guanipa, histórico sin lugar a dudas, es un rechazo a la dictadura como forma de Gobierno, ante el cuadro grotesco de una inconstitucional constituyente, subordinada al  poder constituido del  Ejecutivo nacional sin contrapeso alguno, poder ilimitado y absoluto. En consecuencia, la decisión de este zuliano de excepción debe ser el punto de partida para que el país rechace “a cualquier régimen, legislación o autoridad” que contraríe nuestras leyes y valores. 

Legitimar a este régimen mordiendo el anzuelo de una  expectativa de un “poder” mediatizado, a través de fraudulentos procesos electorales, como los del 30 de julio y el 15 de octubre de 2017, es aceptar la disolución de la República democrática, para fortalecer a una autocracia totalitaria. Es prestarse a la abolición progresiva de la soberanía popular. Por todo ello, en esta hora menguada de nuestra historia, el gran objetivo de los  venezolanos es recuperar cuanto antes la República que nos dimos hace dos siglos, con vigencia plena de la soberanía popular. 

Es esa la tarea que está pendiente después del gesto histórico de Juan Pablo Guanipa de negarse a legitimar a un régimen que descansa sobre  una farsa constitucional, para ser coherente con el mandato recibido de  todos los demócratas  el 15 de julio. Este zuliano será por ello, un gobernador del Zulia de siempre, de esa región que ha luchado toda su vida por la autonomía y el federalismo. Será el eterno gobernador de la dignidad de un pueblo, que no requiere para serlo de ninguna juramentación humillante, pues fue juramentado por las conciencias de los zulianos que respaldamos la ética y los principios que guían su liderazgo indiscutible.

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