El
“Hay dos cosas infinitas: el universo y la estupidez humana. Y del universo no estoy tan seguro”. Albert Einstein
Utilizo esta expresión del científico más destacado del siglo XX, Albert Einstein, para referirme a la política económica de un gobierno que desde el año 2003 ha venido aplicando los controles como mecanismo principal de su acción en materia económica, lo que ha producido que los venezolanos tengamos una profunda escasez e hiperinflación, y como resultado una población hundida en la mayor pobreza.
La economía no obedece a controles, tiene sus propias leyes, la principal es la ley de la oferta y la demanda como mecanismo para el establecimiento del precio. Cuando la oferta de bienes y servicios crece y es capaz de satisfacer la demanda, es un indicador de alta productividad, es decir mayor eficiencia que redunda en bajo costo de producción y como resultado el precio estable al mantenerse el equilibrio entre las dos fuerzas: Oferta y demanda.
El control de precios significa una manipulación de la ley natural que rige la economía y que termina produciendo efecto contrario al que supuestamente persigue, debido a que al final conduce a la restricción de la producción y la oferta y por lo tanto mayor inflación. Así responde la economía al igual que la naturaleza cuando se le manipula.
La otra cara de la moneda es que para cubrir el déficit entre el ingreso y el gasto, el Gobierno recurre a la emisión de dinero inorgánico, lo que significa echarle mas gasolina a la candela, creando así un circulo vicioso que nos ha conducido a la inflación más alta del mundo, con las consecuencias que estamos viviendo los venezolanos con situación de pobreza que ya alcanza niveles de 85 %, cifra récord en nuestra historia.
En Venezuela se aplica el control de precio y control de cambio desde el año 2003, ya son 14 años de aplicación de controles y el resultado es restricción de la producción, este año 2017 se estima en una caída del PIB del 12 % con una inflación de 1.200 %. De manera que está suficientemente demostrado en el mundo, que el control termina acabando con la producción y generando más inflación, pero sin embargo el Gobierno insiste torpemente en la misma fórmula del control. El caso más reciente es el de la carne cuyo precio fue fijado en 41 mil bolívares y al otro día desapareció de las carnicerías.
Las previsiones para el próximo año auguran mas caída de la actividad económica e inflación de 2.400 %, de no producirse cambios en la orientación de la política económica. Lo peor del caso es que no se vislumbra una solución, pues se sigue en el mismo esquema creyendo que con controles van a resolver el problema económico, y mientras no se reconozca el problema será imposible resolverlo.
Existen un conjunto de propuestas que se han presentado por parte de connotados economistas del país, entre las cuales se destaca la eliminación del control de precios, unificación cambiaria, la no emisión de dinero inorgánico, creación de condiciones para promover la inversión y aumento de la producción, y el financiamiento de un plan para resolver el problema económico.
El Fondo Monetario Internacional ha declarado que Venezuela requiere recursos en el orden de 30 mil millones de dólares anuales durante tres años, es decir alrededor de 90 mil millones de dólares para financiar la recuperación de la economía, pero el acceso a estos recursos implica por supuesto un cambio de rumbo en la orientación de la política económica.
La solución del problema económico de Venezuela requiere poner fin a la estupidez de los controles y la emisión de dinero sin su contrapartida en la producción de bienes y servicios, como ha sido la aplicación de la política económica populista del socialismo del siglo XXI.