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Mucho se ha dicho y escrito acerca del gentilicio que caracteriza a los que nacimos en esta tierra bendita. Ese conjunto de creencias, valores e ideas compartidas se han transmitido de generación en generación y forma parte de una huella perdurable en el tiempo que nos hace distintos al resto de nuestros compatriotas venezolanos.
Esa distinción para nada debe ser considerada como el regionalismo burdo que desde la capital se nos ha querido adjudicar, arguyéndose que tal sentimiento es excluyente a nuestra venezolanidad. Todo lo contrario, el tema es que nos sentimos venezolanos innegables y lo hacemos demostrar en cada lugar donde vamos, ya sea en nuestro territorio o en el extranjero.
Tener la dicha de haber nacido en la cuna del empedrao nos regaló a muchos maracaiberos la oportunidad encomiable de conocer y compartir con nuestros ídolos de la gaita, Don Germán Ávila fue uno de ellos. Su voz incomparable, sus interpretaciones sublimes, su respeto por el prójimo, su sentimiento de solidaridad, su calidez desmedida y su amor por el Zulia hicieron de este gaitero un ícono de la máxima expresión de nuestro folclore. Imploración, Nació un saladillero, Las lecciones de Bolívar, Nostalgia de un zuliano, Las tiendas de mi barrio, Amor a mi Chinita, Reencuentro, El creyente, El pozón, La avispa, Dámele otra vez, Se muere un zuliano, Mi danza, Ana María y el Negro, La ley seca, entre otras interpretaciones representaron y forma parte ahora de un majestuoso legado que heredamos para seguir alimentando este sentimiento que nada ni nadie borrará.
Hoy Germán se encuentra abrazándose junto al “Monumental” Ricardo Aguirre, Astolfo Romero, Gladys Vera, y muchos otros que al igual que él se entregaron por completo para rendirle tributo a nuestra Virgen de Chiquinquirá con lo que más sabían hacer, cantar la gaita zuliana y poner en alto nuestro al Zulia prospero, bonito, relampagueante, y con personalidad magnífica.
Donde quiera que te encuentres Don Germán los zulianos a una sola voz queremos agradecerte lo mucho que nos has dado y además recordarte que seguirás siendo la voz de la gaita, el furro, las cuerdas de un buen cuatro sin ti no será igual la pascua ni nada, y perpetuaremos la idea que somos amos de nuestra gaita la consentida. El relampaguear del Catatumbo, la luminosidad de nuestro sol radiante, las aguas del Lago de Maracaibo y el amor de tu pueblo te acompañarán por siempre hasta la eternidad.