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“Conócete a ti mismo, conoce a tu enemigo y conoce el terreno” SunTzu
Definitivamente hemos llegado a una encrucijada. Los más escépticos dirán que esa situación se viene repitiendo desde hace ya muchos años. Pero, las condiciones objetivas actuales desde el punto de vista económico, social y político han llegado al punto máximo de crispación, tornándose insoportables para la población.
La inflación, fenómeno confiscatorio del ingreso de quienes tienen la oportunidad de un empleo o ayuda oficial; la escasez de bienes y productos para el sostenimiento de la vida, con limitadas posibilidades de importarlos y producirlos internamente; con un desempleo galopante debido al cierre de empresas y una burocracia frondosa e ineficiente; con una inseguridad espantosa que ha recargado al mismo Dios con tareas milagrosas, y en circunstancias políticas en las que los bandos en pugna no consiguen hilvanar una estrategia que beneficie al país y seguir adelante para salvar la nación y al mismo tiempo mostrar victorias a sus seguidores, han colocado al país en estado de suspenso y terror.
Si queremos rescatar el país tenemos que ponernos todos de acuerdo en la forma de hacerlo. Sacrificando protagonismos, despojándose de ambiciones, difiriendo aspiraciones y centrarnos todos en los detalles sobre las decisiones a tomar pensando siempre en la gente.
El régimen no puede pretender negociar lo que constitucionalmente le corresponde cumplir: las elecciones regionales y de alcaldes. No puede seguir adelante burlando los límites de la legalidad, aunque ya lo ha hecho muchas veces. En estos momentos el país no consigue quién le preste un centavo ante el temor de perderlo si no es aprobado por la Asamblea Nacional. Estamos en una encrucijada. Disolver a ésta, como son las ganas de los extremistas oficiales, es un salto acrobático político mortal cuyas consecuencias son terribles a nivel nacional e internacional.
La dirigencia de la oposición está en otra encrucijada. Resquebrajada la unidad, la confianza y la credibilidad, la gente exige acciones que demuestren la verdadera intención que debe ser la de rescatar la democracia, la reconstrucción de las instituciones y retomar el camino del crecimiento y el desarrollo armónico de la nación. En esta encrucijada hay que tomar grandes decisiones, efectivas y oportunas. Es necesario cambiar de rumbo. El tiempo conspira y el vacío de liderazgo espanta. El momento es crucial.