Todos los venezolanos tenemos el ineluctable deber de tomar acciones, ahora o nunca, en una verdadera unidad nacional para detener el autoritarismo que pretende seguir imperando en el país. No hay espacio para participar en un proceso electoral
El engendro heredero colapsó al país; este no funciona a ningún nivel de la estructura del Estado. Los hospitales no funcionan bajo ningún aspecto, no solo porque no hay medicamentos ni ningún instrumento de apoyo a la medicina que funcione, sino porque el personal: médicos, bioanalistas, enfermeras, camilleros y otros han renunciado a asistir al trabajo por múltiples razones; los centros educativos públicos tampoco funcionan, hay una deserción escolar nunca vista y los maestros y profesores, los pocos que quedan en el país, no acuden a su institución por las carencias que presentan los centros educativos, por no tener los pasajes para ir y por el hambre que hace estragos en sus condiciones físicas; así ocurre en todos los niveles de gobierno.
El sector privado, actor importante en el desarrollo nacional, también sufre las mismas secuelas de la crisis integral que padecemos todos en el país. Cada día que pasa se acentúa el hambre, la miseria y la muerte de los venezolanos. Mientras todo eso ocurre, el rechazo internacional a su persona deja secuelas irremediables que alejan al país de cualquier solución a sus problemas, cuestión que hace urgente tomar acciones contundentes en el continente para salir del comunismo cubano que arruinó hasta la propia moral de todos nosotros.
Los sectores democráticos del país: partidos políticos, iglesias cristianas, universidades, academias científicas, movimiento sindical y laboral, empresarios, estudiantes, defensores de los DDHH y todos los venezolanos, tenemos el ineluctable deber de tomar acciones, ahora o nunca, en una verdadera unidad nacional para detener el autoritarismo que pretende seguir imperando en el país. No hay espacio para participar en un proceso electoral; la FANB, rompiendo con su ejemplo histórico de libertad, está radicalmente apoyando el régimen y a toda su estructura corrupta y delincuencial.
La convocatoria a un “paro nacional” de todos los sectores precitados anteriormente acudiendo taxativamente a nuestra CN, no necesita mayor convocatoria porque prácticamente estamos en una parálisis completa del país. El régimen no tiene la fuerza para impedirlo; el transporte público está próximo a paralizarse; los buses rojos traídos corruptamente de China, en más de un 80 % son chatarras.
Nunca un país del continente ha recibido el respaldo que ha recibido Venezuela; todo el continente nos apoya y si rompemos la filosofía unitaria de los sectores opositores al régimen, perderemos la oportunidad histórica de reconstruir nuestra democracia con paradigmas totalmente contrarios al comunismo. Llegó la hora.