Usted Maduro y su Gobierno son nuestros peores enemigos, ha colmado la paciencia y rebasado todas las posibilidades de gobernabilidad
Maduro califica estruendosamente los hechos del juicio político aprobado en Brasil contra la presidenta Rousseff y advierte que es un golpe de Estado de la derecha, siguiendo la frase repetitiva del discurso que desde La Habana se les imparte. El pobre sentido del conocimiento no lo puede llevar más allá de la repetición. Si leyera aunque fuera someramente otras opiniones y citas de la Constitución nacional de Brasil, pecaría, pero con conocimiento, al prejuzgar de lo que no tiene la menor idea.
Habla de la representación de la soberanía y su minimizada cultura, no le advierte que, si algún cuerpo colectivo en cualquier país del mundo en el cual existe el pluralismo político y por ende multiplicidad de partidos, es representativo de su población es este, pues en ese órgano, llamado Congreso o Asamblea Nacional, hace presencia a través de los diputados, toda la variedad de tendencias y poblaciones del respectivo país. No obstante el contenido alegre o trillado de Maduro, para descalificar una decisión soberana cargada de una indiscutible legitimidad.
Igual está sucediendo en Argentina, país en el cual los días de prepotencia y corrupción de los Kirchner llegaron a su fin al despertar el sistema de justicia del letargo manipulado y trágico del marido y mujer presidentes, que sumió a ese país en graves problemas de moralidad pública, corrupción e impunidad.
En todos estos casos y más en Venezuela, el peor de los enemigos, es el régimen de Maduro y su causante. Esa Venezuela asombrosa de incapacidad, que ha teñido a esta pobre patria del verde militar y el verde del dólar corrupto, generado en un saqueo indiscriminado del patrimonio público, tiene que generar el despertar ante la inevitable ruina e inseguridad que padecemos.
La tristeza de un pueblo que indignado, ve mentir descaradamente a su enemigo, ese que lo ha sumido en la pobreza y desesperación, tratando de desviar la atención con un discurso ímprobo y estúpido, sin credibilidad y sin salidas decentes, ha colmado la paciencia y rebasado todas las posibilidades de gobernabilidad. Usted Maduro y su Gobierno son nuestros peores enemigos.