“Ecuador
La obsesión comunista de Maduro es transformar al país en otra Cuba donde todos sean pobres, ignorantes, sumisos y sin ningunas ansias de superación, para que dependan enteramente de la tetilla del papá Estado. Fidel explicaba que el proceso se demoraba 30 años en instalarse, los viejos estarán muertos o idos y los jóvenes no habrán conocido otra vida.
De todos los países del área que se han contagiado con el socialismo inoperante, el nuestro es el que ha tenido peor suerte. Para implantar esa teoría retrógrada no es necesario arruinar al país, allí está el ejemplo del Ecuador. Lo que ocurre es que Rafael Correa no es un Presidente obrero como el nuestro. Todo lo contrario, es de formación salesiana. Posteriormente fue economista con maestría en Bélgica y doctorado en EEUU.
En 2014, Correa visitó al imperio, pero no fue a despotricar del capitalismo, ni a visitar barrios pobres, ni a regalar dinero en forma populista como lo hacía Chávez. Tampoco mostró ese antiyanquismo pueril y rencoroso con visos de acomplejado tan característico del chavismo.
Afirmaba el mandatario ecuatoriano: “Estados Unidos tiene el mejor sistema universitario del mundo y hay que aprender de él”. Se puede rechazar lo negativo de este país, pero hay que aprovecharse de lo bueno que tiene”. La gira comenzó en las famosas universidades de Harvard y Massachusetts Institute of Technology(MIT), esta última dirigida por un zuliano.
Ecuador, en pleno auge económico, famoso por su seguridad en las calles, con su moneda oficial, el dólar estadounidense y una inflación de 0.30% es un país socialista. Y dice Correa: “Ecuador no es Venezuela. La crisis política venezolana fue ahondada por errores económicos cometidos por el gobierno de Nicolás Maduro”. Tampoco Bolivia o Nicaragua está destruyendo su patria. Eso es prueba de que el mal de Venezuela está en el Gobierno no en el socialismo.
Dentro de pocos días viene otro zarpazo comunista en forma de elecciones. No se debe olvidar que los malos gobernantes son elegidos por los buenos ciudadanos que no votan. No podemos ceder más espacios. Lo único que nos queda es pelear y sobrevivir en medio de la batalla, con las armas que nos quedan. Que oiga quien tiene oídos…