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En la historia, una especie de guerra económica, se produjo en el siglo XVIII, durante la monarquía de Luis XIV, donde Colbert, ministro del rey de Francia, excelente gestor, desarrolló el comercio y la industria con importantes intervenciones del Estado. Su método fue apoyar la empresa privada con subsidios e impulsar nuevos empresarios con aranceles altos para las importaciones, especialmente las que se hacían mediante el paso de fronteras colindantes con Francia; de modo que ejerciendo un monopolio comercial de la empresa nacional en contra de los productos del exterior, Francia y su gobierno se proponían competir para arruinar el mercado de importaciones, mientras, la producción nacional, tanto artesanal como la industrial se fortalecían.
El mismo caso está sucediendo actualmente entre México y EEUU con el gobierno de Trump, quien se propone aumentar sus aranceles a las importaciones mexicanas mientras está dando un impulso a su industria y apoyando incluso a la mano de obra residente legalmente y naturales del país en contra de lo ilegal y la importación.
En cambio, el gobierno de Maduro siguiendo patrones de debacle, donde piensa que con un presupuesto de 13 mil millones de dólares anuales y “quemar” de diferentes maneras el exceso de divisas provenientes de la renta petrolera y de negocios turbios con socios felones; porque dizque estorba según el castrocomunismo y su “Foro de Sao Paulo” -con la corrupción, la burocracia, el nepotismo, las misiones populistas, ayudas financieras para países del Caricom y otros demasiados chulos y parásitos (Alba)- el modelo socialista va a cristalizar en prosperidad y libertad para el pueblo; mientras tanto los países antes mencionados, miembros de organismos parásitos, se están enriqueciendo con sus exportaciones a Venezuela, entre ellos se encuentran Argentina, Nicaragua, México, etc., y que a la vez está acabando con la industria nacional con fines de crear un caos platónico, para después, a lo Stalin de Rusia, controlar la alimentación mediante diferentes mecanismos y el flujo de divisas, como el Mesías, repartir con la libreta cubana la miseria que les da la gana (CLAP).
Para esto, Benito Juárez citó: “Maldito aquel que con su discurso defiende al pueblo, y con sus acciones le maltrata”.