El
Recorrer el mercado de La Limpia en busca de los alimentos para el día a día es la tarea usual de Reina Palmar, ama de casa, de 42 años. Cada mañana sale a comprar la comida.
El abasto continuo debe ser así porque el ingreso familiar es diario. Su hijo, de apenas 18 años, y su esposo son los que llevan el sustento. No tienen sueldos fijos, “sino que depende de lo que hagan. Si no hacen nada no hay comida”, reflexiona sujetada de la mano de José Palmar, su segundo retoño de 11 años, que siempre la acompaña.
No duda en asegurar que este año no hay plato navideño. En su casa “lo que se gana es apurado para comer, no hay para hacer hallacas. Todo está muy caro. Desde hace dos años dejé de hacer y este año menos. Uno intenta tener algo para comer”.
Recuerda que hasta 2013 ofrecía hallacas para vender y podía vestir a sus tres hijos en las fechas festivas de diciembre y enero. “Ahora se hará el esfuerzo para que tenga unas mudas (estrenos). Los niños estudian y hay que vestirlos”.
El pequeño José la interrumpe y asienta con la cabeza lo que sucede en su vivienda. “En Navidad lo que iremos a comer será arroz con huevo”, se atreve a decir bajo el consentimiento de la mirada de su madre. “Los niños saben lo que está pasando, ellos también sienten. No creo que sea arroz con huevo, algo veremos que se consigue”, destaca Reina, siguiendo el paso a los pasillos del Periférico.
Desde la entrada lateral. Édgar Mercado, trabajador de 61 años, saca la cuenta del costo de los alimentos y coincide que “la gente está apurada para comer. Los productos cada día están más caros. Hoy el arroz está a dos mil 400 bolívares, la harina (de maíz) a dos mil 800 y la azúcar en casi los tres mil bolívares, quién piensa así en hallacas. Nadie”.