Fue
En un despertar de fiesta democrática, Lolita Aniyar de Castro se despidió de su amada y calurosa Maracaibo. Tuvo el mérito de ser mujer de academia y liderazgo político, reconocida por su honestidad y coherencia entre el pensar y el hacer. Esa fue su norma de vida.
Lola Rebecca Aniyar Sananes de Castro fue una vanguardista habitual y en LUZ hizo abrigo y hogar para las grandes obras académicas como el Instituto de Criminología que lleva su nombre con distinción.
Estudiosa de las leyes y amante de las letras y el arte, Lolita superó las formalidades y las normas obtusas y se convirtió en la primera diputada electa de la Asamblea Legislativa del Zulia y en senadora del entonces Congreso Nacional, siendo responsable de asumir, con valentía, la investigación de las irregularidades administrativas que minaban las bases de la cuarta república. En el paso breve de dos años en la Gobernación del Zulia fue fiel a sus principios y lucha por los derechos humanos y el trato decente, de inclusión e integración de la ciudadanía más pobre y marginada.
La eliminación de la temible “recluta”, la no aplicación de la ley de vagos y maleantes, así como la derogación del indecente cobro del 10 % de comisión en las contrataciones fueron logros puntuales de su gestión y prueba del respeto a la dignidad ciudadana y a la pulcritud en el manejo del erario público.
Fue tan honesta y sincera que prefirió perder la reelección que hacer gastos suntuosos e injustificados en la campaña electoral. Volvió con su dignidad intacta a la docencia y al mundo de la investigación, al desarrollo de la nueva criminología de la que fue pionera y defensora.
Lolita Aniyar fue abanderada de la calidad universitaria y el reconocimiento internacional de LUZ en organizaciones y universidades del mundo, gracias a su visión crítica del sistema de justicia penal. Además, como diplomática, asesora y embajadora de la cultura y del saber, supo enaltecer sin tregua el gentilicio nacional, dejando la huella del compromiso académico construido –tal y como lo afirmara en una maravillosa entrevista publicada en el libro “Mujeres de LUZ”– desde la modernidad, la autocrítica, el respeto al pluralismo y a los derechos humanos.
Este siete de diciembre, en plena jánuca, la fiesta de las luminarias del pueblo judío, Lolita Aniyar apuró su marcha a la eternidad pero dejó encendidas, en la memoria del Zulia y de su universidad, las luces de la honestidad como ejemplo de vida. El Señor va con ella.