Hampa se camufla y evoluciona para atacar en protestas

Los asaltantes le caen a sus vu00edctimas en grupos para obligarlas a detenerse.

En los últimos 100 días se reportaron dos intentos de linchamientos y dos homicidios durante los saqueos en Maracaibo. La comunidad denuncia poco patrullaje y lentitud de atención del ven-911

En cuestión de semanas los maleantes descubrieron un nuevo espacio para delinquir, las protestas. Se camuflan, desde hace unas semanas, entre los manifestantes para robar, saquear, cobrar peaje y destruir el ornato público.

Atacan a transeúntes, conductores, camioneros y establecimientos. Entre la Guardia Nacional y los cuerpos policiales suman un centenar de detenidos y atendieron dos intentos de linchamientos y dos homicidios. Pocas veces las víctimas recuperan sus pertenencias.

Hace tres semanas, una vecina de la Circunvalación 2 descubrió donde estaba el negocio, se unió a tres amas de casa y ahora ganan entre 20 mil y 30 mil bolívares durante las horas de los cierres de calle. “No pelamos los trancazos”, vocifera orgullosa la morena, delgada, de 30 años, cuya piel luce curtida por el sol.

Su barricada la instalan cerca de El Pescaíto. Usan escombros y basura para cerrar la vía. Se activan desde temprano y ellas se encargan de los conductores, mientras otros vecinos hacen lo suyo con los peatones. “Otros roban las pertenencias de quienes caminan intentando llegar a sus casas”.

Sin escrúpulos 

Maracaibo concentra el mayor número de atracos y cobro de peajes. El modus operandi de los asaltantes coincide en las versiones aportadas por las víctimas a los cuerpos de seguridad: se concentran en las principales vías, se abalanzan sobre los carros y con armas blancas o de fuego someten al conductor, otros lanzan piedras o botellas para obligar al chofer a detenerse. Posteriormente le roban celulares o efectivo o desvalijan el carro. Otros se montan en los autobuses para asaltar a los pasajeros.

“Me traicionaron los nervios y me salí por la ventanilla”, recordó aún temblorosa Maira Bozo (22), regresaba de su trabajo al norte de Maracaibo hacia el municipio San Francisco, se montó en un bus en el centro para el Kilómetro 4. Cuatro encapuchados se embarcaron cerca del Hospital General del Sur. Hábilmente, la joven guardó su celular en la pantorrilla.

“Le vi las armas y enloquecí. Me lancé por la ventana y dejé la cartera adentro”. Al caer sobre el asfalto se raspó la pierna. Bozo aseguró que el chofer pagaba peaje en cada tranca para pasar, pero en uno de las últimas barricadas no quisieron su dinero sino los celulares y el efectivo de los pasajeros.

Un funcionario de la Policía científica explicó que en los calabozos de la Subdelegación Maracaibo permanecen 12 detenidos por robos durante cierres de calles. En el último mes atendieron 30 denuncias de saqueos de locales. Quienes actúan son jóvenes entre 18 y 30 años.

¿Víctimas o victimarios?

“Todos corrieron cuando llegaron unos policías a pie y de repente se escucharon disparos y cuando lo buscamos, lo vimos que estaba tirado en el piso”, declaró Nairobi Romero, madre de Miguel Joseph Medina Romero (20), quien falleció el 5 de mayo con una herida de bala en abdomen. Su familia sostuvo que lo mataron en una barricada, mientras la Policía científica alegó que lo asesinaron cuando saqueaba en el sector Pomona.

Entre el 26 y 28 de junio se reportaron dos intentos de linchamientos: uno en La Limpia y otro en Pomona. La comunidad se cansó de sus asaltos en las protestas, los cazó y los golpeó. Los dos muchachos buscaron ayuda médica por sus medios y escaparon sin que pudieran identificarlos.

En el saqueo de una ferretería asesinaron, el 27 de junio, a Luis Alberto Montiel Herrera (22). Una turba arremetió contra los trabajadores, con piedras rompió la santamaría y las paredes del establecimiento y se llevó hasta los lavamanos de los baños. La detonación no los detuvo, solo se dispersaron cuando vieron al joven desangrase.

Detuvieron el vandalismo solo mientras trasladaban al herido al Hospital Adolfo Pons luego volvieron y quemaron hasta el Ford LTD de uno los empleados.

La comunidad denuncia poca presencia policial en las noches. “Con cierre o no, igual salen a saquear y a robar y los policías ni aparecen”, se quejó Gregorio Hernández, mientras recordaba que en una noche denunció al VEN-911 cuatro veces el robo a conductores en la Circunvalación 2, a la altura de la Matancera, y nunca acudieron. “Soy transportista y tuve que esquivarlos cuando cubría la ruta. No hay seguridad ni en las protestas ni después de ellas”.

 

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