Ahora
¡Lo que se da no se quita! ¡Haz bien y no mires a quien!, Son dos proverbios de la sabiduría popular que advierten al dadivoso o a quienes les gusta obsequiar, bien sea: por filantropía, altruismo, o por un interés particular como ganar votos; la atención del regalado para fines variados y hasta insospechados; las consecuencias que derivan de querer recuperar lo otorgado.
Pues bien, ahora resulta que como cualquier muchacho “malcriado de barrio”, el Gobierno mediante su máxima representación, ha amenazado públicamente a todos sus adeptos beneficiados -merecidos o no- de retirar los programas de obsequios, donaciones y recursos que se les habían entregado dizque como ayudas educacionales, deportivas, urbanísticas (asignación de viviendas) y de trabajo. Como consecuencia de no haber recibido apoyo -el voto- para lograr la mayoría en la Asamblea Nacional. Esto es totalmente inaudito, absurdo, y digno de la acepción de Pitágoras acerca de la vileza del marginal, en este caso no solamente pobre de recursos sino de ética política.
Tal actitud solo demuestra un comportamiento público totalmente errado que se contrapone a la conducta que debería, precisamente darle prestigio a su propio apellido.
Como dirían en mi barrio, se los sacó en cara; es la posición de quien cree tener el derecho de recibir algo por su esfuerzo, sin medir que lo que está haciendo es lo propio del hijo pródigo, con las riquezas que están bajo su responsabilidad, pero sin ser ni dueño ni propietario, sino encargado. Sin embargo, reparte improvisadamente para obtener la anuencia de sus adeptos allegados y acólitos; a los cuales quiere castigar ahora por no dejarse comprar sus consciencias. Consciencias hartas de humillaciones y maltratos que prometen crecer por la morbosidad de un complejo sistema de sometimiento mediante la escasez, el desabastecimiento y la violencia. En otras palabras: terror de Estado; hambre y miseria.
¿Hasta cuándo tanta impertinencia? En vez de estar criminalizando a la oposición; mejor, trabajen para restituir un poco la imagen de fracasado que se están proporcionando ustedes los mismos del Gobierno.