Huelga de hambre

Un prominente dirigente de Voluntad Popular, Leopoldo López, junto al Alcalde del Táchira, Luis Ceballos y la veintena de estudiantes de su entorno, decidieron entrar en huelga de hambre desde hace unos días, en protesta por la reiterada violación de los Derechos Humanos que sufren varios dirigentes encarcelados por el régimen de Maduro. Los huelguistas tomaron la vía más peligrosa, puesto que arriesgan seriamente sus vidas y estado de salud

En la actual Aldea Global, el mundo está muy bien informado acerca de las crueldades de que están siendo objeto en la cárcel Leopoldo López y Ceballos, así como también de la violación de los Derechos personales más elementales del ser humano. El régimen, a través de sus cadenas y propagandas pagadas con el Erario de la Nación, sostiene a los 4 vientos que su actuación está enmarcada dentro de las leyes y el respeto. ¿Desde cuándo las dictaduras observan las reglas democráticas y el respeto de los Derechos Humanos?  Del Señor Maduro, los estudiantes y demás dirigentes políticos víctimas de la represión, lo único que han recibido son desprecios, insultos y oídos sordos ante el clamor mundial, incluido el del Papa Francisco I, de que liberen a los presos políticos.

La experiencia en Venezuela ha sido trágica en los casos de huelgas de hambre: El régimen en los tiempos de Chávez dejó morir por inanición al Señor Brito. La suerte de López y de Ceballos y la de cualquier otro huelguista, le tiene sin cuidado a Maduro y sus compinches. 

Ante la fea experiencia del régimen de haber dejado morir a Brito y habida cuenta de que se trata de la vida y la salud de jóvenes valientes, útiles y valiosos para la patria, el sentido común dicta un mandato categórico: Suspender ya, por favor, la huelga de hambre que están llevando a cabo antes de que ocurran desenlaces fatales. Ya con lo demostrado es más que suficiente: El mundo entero, incluido el Vaticano, están conscientes de que en Venezuela la democracia como sistema murió y su lugar lo ha ocupado la revolución marxista-leninista-estaliniana de Fidel y Raúl Castro, a través de su títere incondicional Nicolás Maduro.

No vale la pena que sigan arriesgando sus vidas. La esperanza no ha muerto; todo lo contrario, cada día es más fuerte.

La historia siempre se repite y el final de esta dictadura será igualito a lo que le ocurrió a las demás dictaduras totalitarias del mundo. En Venezuela, el régimen se caerá por su propio peso. Acá no habrá golpes de Estado dados por el sector civil.

Entre los mismos militares buscarán resolver la grave crisis económica, política, social e ideológica que atraviesa Venezuela en mala hora, cuando Hugo Chávez llegó al poder utilizando la vía democrática, y ahora Maduro, destruyendo el sistema de libertades y la economía libre del país, vía Habilitante.-

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