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Kobe Bryant tiene 37 años y, literalmente, ya no está para muchos trotes. Esa es la realidad para uno de los mejores jugadores de la historia, que termina contrato en el equipo de su vida (20 años con la camiseta de los Lakers) y cada vez disimula menos que esta será su última temporada. El físico no aguanta tras una carrera monstruosa y unos últimos años marcados por las lesiones.
Kobe sigue jugando más de 30 minutos por noche (31,1) y desde luego acapara demasiados tiros, muchos de ellos en ataques con poca circulación y mala selección final. Lanza 16,6 tiros por noche, una barbaridad que le sitúa en el top 20 de la NBA. Pero de esos tiros saca apenas 16,3 puntos. De los que miran a canasta más que él, solo Reggie Jackson está por debajo de los 20 puntos de media (19,4 con 16,7 tiros). Al frente, claro, Stephen Curry: el que más tira (21,1) pero también el que más anota (32,7).
Así que es obvio: Kobe debería lanzar menos y lanzar mejor (ahora mismo está en el 33 %). Sobre todo de tres: siete triples por noche de los que convierte 1,4 (20 %). Solo Stephen Curry (43 %), James Harden (27), Eric Gordon (35) y Damian Lillard (35) tiran más.
En medio de todo la interrogante emerge en cuestión: ¿cómo de extraño es que el jugador lance más de 16 tiros por partido y no supere el 33 % de efectividad? Y la respuesta es peor que casi cualquier previsión: es una absoluta rareza histórica, una aberración que no tiene comparación en el baloncesto moderno. De hecho no hay ningún caso en los últimos 64 años. Y si se miden todas las temporadas de la NBA (BAA incluida) desde 1946, los jugadores que aparecen en números similares, y cuando se cruzan esas variantes, jugaban en los años 40 o los primeros 50. El último caso, hasta la actual y todavía menor muestra de Kobe, era Joe Fulks, que en la temporada 1951-52 (con 30 años y la camiseta de Philadelphia Warriors con la que fue campeón) lanzaba en un 31 % (no había línea de tres por entonces) con un total de 17,7 tiros por partido.
La aberración del 24 de los Lakers desde la línea de tres incluye un 0/10 en sus dos últimos partidos, un 1/14 en los tres últimos. Los números hablan por sí solos. La hoja de tiro de la “Mamba Negra” deben mejorar especialmente porque en lo que casi seguramente será su campaña de despedida (y con 25 millones de dólares de salario) está dejando una imagen muy distante de su estatus de ídolo de los Lakers.