Aquellos que prometieron trabajar por los pobres, se olvidaron de principios morales, de la justicia, de la integridad, la generosidad y la lealtad. De supuestamente defender al pueblo, pasaron a considerarlo la chusma. Por eso roban, expropian, arruinan, violan derechos, matan, por eso atropellan
Cómo no pensar en el tema cuando la prensa nos trae a diario noticias de cómo el chavismo ha expoliado la nación venezolana. Cada denuncia es peor que la otra y la danza de millones resulta inimaginable para el venezolano común, el venezolano honesto.
El extesorero nacional, favorito de Hugo Chávez, Alejandro Andrade, se declara culpable de lavado de dinero, por haber participado en un esquema de sobornos, por la coqueta suma de mil millones de dólares. El Tribunal decidió incautarle lo que tuvo a mano: 70 propiedades, 17 caballos de concurso, 13 vehículos, 5 propiedades de bienes raíces en Wellington, Palm Beach y Del Ray, en Florida, y 35 costosísimos relojes… por ahora, mientras le siguen el rastro a sus cuentas bancarias.
Pero este no es el único chavista rico, con problemas legales. La justicia norteamericana ha declarado prófugo, a otro millonario bolivariano por lavado de dinero y corrupción. Raúl Gorrín, quien como Andrade pasó de limpio a magnate de la revolución, lo vimos lanzando solo unas semanas atrás, la primera bola del clásico Caracas-Magallanes. El mismo que se retrató con un séquito de modelos del Miss Venezuela y flamante propietario de Globovisión; hoy es un prófugo de la justicia, mientras sus “socios” Andrade y el banquero Gabriel Jiménez permanecen “bajo custodia” de las autoridades.
El expediente contra Gorrín muestra que sobornó con 150 millones dólares a Andrade y a Claudia Díaz, la famosa enfermera de Chávez, hoy millonaria en el exilio. Mientras tanto, a los escándalos mencionados, se suman los bolichicos; PDVSA con el otro prófugo Rafael Ramírez; el de Odebrecht; “Los Papeles de Panamá”; las cuentas en Andorra… uno tras otro, mientras Maduro y Saab calladitos. Nadie rinde cuentas de los 300 mil millones de dólares robados al país; ahora reaccionó Saab pidiendo la extradición de Andrade ¿Será para protegerlo? o para disimular su inacción frente a los otros.
Esa es la gente que nos gobierna, la que no permite la ayuda humanitaria, la que no le importa que los niños mueran en los hospitales, ni que el pueblo esté rebuscando en la basura, pero que acepta complacido lo que describe Jakubowicz en su novela “Las aventuras de Juan Planchart”, donde relata la vida de los bolichicos, “multimillonarios que se gastan miles de euros en banquetes, ferraris, joyas, perico y p…
Aquí se reunieron militares, hijos de familia, dirigentes del PSUV, Ministros, testaferros, familiares de Maduro, Cilia, y las hijas de Chávez. Todos dispuestos a aprovechar los recursos del Estado, hoy en día millonarios, empresarios recién vestidos, propietarios de aviones, mansiones, compartiendo con viejas familias, que también buscan su trozo de la torta. Todo eso nos habla de la calidad humana del hombre nuevo chavista, tan lejos del deber ser. Aquellos que prometieron trabajar por los pobres, se olvidaron de principios morales, de la justicia, de la integridad, la generosidad y la lealtad.
De supuestamente defender al pueblo, pasaron a considerarlo la chusma. Por eso roban, expropian, arruinan, violan derechos, matan; por eso atropellan, persiguen, torturan y dejan morir de hambre a una nación. Les fue fácil traicionarnos, entregarnos a los Castro; por eso mienten, amenazan, persiguen. Buscando que todo el que pueda, se vaya del país para quedar solos disfrutando de los restos.
Esa falta de humanidad a la vez los pierde, el pueblo ha entendido que entre los que creyeron al principio hay diferencias: unos son venezolanos, los otros son los del régimen. Ellos no defienden los intereses del país, sean estratégicos, geopolíticos, económicos o sociales, porque están subordinados al proyecto socialista.
La falta de condiciones como jefe de Estado de Maduro, es consecuencia de su calidad humana. Por eso no se da cuenta de su responsabilidad histórica ante el desastre; por eso le falta coraje para defender el pueblo que dice representar; por eso prefirió la actitud pusilánime de quien actúa en representación de intereses extranjeros.
En consecuencia, ha perdido su legitimidad. En primer lugar, porque dejó de representarnos y porque buscó mantenerse en el poder de manera ilegítima. El deterioro moral comenzó desde el primer momento, a pesar que Chávez quería mantener la ilusión. Su verdadera naturaleza afloraba con su distorsión ideológica extremista, para justificar lo injustificable y mantenerse en el poder por el poder.
El régimen ha mostrado a menudo su verdadera naturaleza, hagamos memoria: Izarra, ministro de comunicación de Hugo Chávez, poco antes de la muerte del mártir Brito, afirmó: “Franklin Brito huele a formol”. Recuerdo también aquellos policías que se dirigieron a una ilustre pareja de ancianos para anunciarles: “A tu hijo lo matamos como a un perro” (caso del hijo de la exministro de fomento, Haydée Castillo).
Recordemos las palabras de Chávez: a la madre de los hermanos Fadoul (Bryan, Kevin y Jason, de 12, 14 y 17 años), cuando los asesinaron: “Deje la “lloriqueadera” y deje que esos muchachos descansen en paz”. O las que pronunció después de la tragedia de Amuay: “El show debe continuar”. Expresiones que poseen la misma calidad humana, de las pronunciadas por el embajador Chaderton, cuando afirmó que la bala que atraviesa la cabeza de un escuálido, produce un chasquido diferente.
No muy distantes de las que se pronunciaron a la muerte del Cardenal Castillo Lara: “Me alegra que haya muerto ese demonio vestido de sotana, ojalá se esté pudriendo en el infierno como se merece”. O las pronunciadas tras la muerte del expresidente Carlos Andrés Pérez: “Yo no pateo perro muerto…”.
Alguien con mayor propiedad que yo, la mamá de los niños Fadoul expresó lo que los venezolanos sentimos y en una carta pública a María Gabriela Chávez le decía, que muchas de esas frases formarían parte de la etapa más oscura de nuestra historia… provenientes de alguien “que jamás tuvo ni piedad, ni clemencia, ni respeto, por Dios ni por la vida humana”.
La última de las frases, que una vez más muestra al desnudo la calidad del régimen, la pronuncio el ilegítimo fiscal Tarek William Saab: “Pueden hablar paja, pero Fernando Albán se suicidó”. Rápida declaración que no esperó por las averiguaciones respectivas y que trajo como consecuencia, serias contradicciones en las diferentes versiones “oficiales”.
Esta tragedia evidencia lo que ya ha sido denunciado, sobre ese centro de tortura que es La Tumba. La diputada Dinorah Figueroa es lapidaria: “Lo secuestraron con vida y hoy está muerto”. “Saquen ustedes la cuenta. Solo hay un responsable”.
La degradación oficial amerita una sola respuesta, un rechazo total y definitivo. Bienvenida la ayuda internacional… pero nos toca nuestra parte, comencemos por sostener la persona idónea, para obtener de nuevo el apoyo popular.
Recordemos la fórmula de Richard Nixon: “El político sigue al pueblo, mientras que el pueblo sigue el hombre de Estado”, la persona lúcida, que entiende la situación del país, consciente de la necesidad de recuperar valores y principios, con una comprensión profunda de los problemas económicos, sociales y geopolíticos, alguien que esté formado, que domine las hipótesis y que conozca de primera mano los sufrimientos y las aspiraciones de la población.