Mientras Chávez sistemáticamente destruía al país, mantenía hechizada a la ignorante población con su pan y circo y con su indudable carisma. Pero a Maduro, que no es un encantador de serpientes, se le acabaron los petrodólares para seguir con el festín del reparto
Ese concepto de que la situación de desesperación actual que cada día se agrava más es culpa de la ineficiencia de Maduro es totalmente falso. La maldición que nos ha caído no se debe a la guerra económica o a otras estupideces como la del “imperio”, la oligarquía, la derecha o el capitalismo. Se trata de la aplicación del socialismo del siglo XX, cuyo lema “patria socialismo o muerte” hubo de ser recortado en su último postulado por la inminente condición de finado de su protagonista, Hugo Chávez Frías.El caos que vive en el país no es la consecuencia de políticas económica erradas, por el contrario, es el fiel cumplimiento de la voluntad del dictador fallecido quien quería implantar el comunismo y convertirnos en otra Cuba.
Es un plan premeditado y llevado a cabo adrede para nivelar por lo bajo a la población, de modo que todos sean pobres y totalmente dependientes del papá Estado. Y así lo está haciendo a las mil maravillas el sucesor del comandante eterno. La idea de acabar con el sector privado la comenzó Chávez con su “exprópiese”. Y mientras sistemáticamente destruía al país, mantenía hechizada a la ignorante población con su pan y circo y con su indudable carisma. Pero a Maduro, que no es un encantador de serpientes, se le acabaron los petrodólares para seguir con el festín del reparto y por esa razón ha caído en desgracia ante un pueblo egoísta y mal agradecido que sólo piensa con el estómago y el bolsillo.
De modo que la sugerencia que renuncie Maduro y continúe el chavismo no es una alternativa válida. La única solución es acabar totalmente con este socialismo inoperante por obsoleto y retornar al capitalismo que es el sistema económico reinante en todas las naciones excomunistas e incluso en la aún China comunista. Después habría que acabar con la corrupción para iniciar la difícil tarea de la reconstrucción del país. Y el único culpable de todo este lamentable, efímero y fracasado experimento que nos hizo retroceder 20 años en el tiempo se llama Hugo Chávez quien tendría que ser juzgado entre otras cosas, por traición a la patria al entregar nuestra soberanía al asesino y dictador también fallecido Fidel Castro. Que oiga quien tiene oídos…