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La inflación no es más que la variación porcentual promedio de los índices de precios en una economía, pero el título de mi artículo hace mención al nuevo adjetivo calificativo que los voceros del régimen que ha gobernado a Venezuela y destruido su economía durante los últimos 18 años, le colocan al cuadro hiperinflacionario que estamos padeciendo, al parecer como siempre la culpa es de otro y no de quienes han manejado la política fiscal, cambiaria y monetaria en el período 1999-2016 es decir el Gobierno y el Banco Central de Venezuela.
Presentando en dicho lustro la economía venezolana una inflación acumulada del 19.505,52 % superior a los 15.904,30 % estimados en el lapso 1981-1998, con la no minúscula diferencia que la nación por concepto de exportaciones petroleras en el lustro 1981-1998 tuvo ingresos por el orden de los $ 230.000.000.000 mientras que en el período 1999-2016 dicho indicador estuvo alrededor de $ 913.000.000.000.
Sin embargo, ello no fue suficiente, para quienes han manejado el erario público en los últimos 18 años, los cuales bajo una vorágine fiscal aumentaron el gasto público nominal 10.271,71 % siendo el 78 % destinado al gasto corriente y el 32 % del mismo financiado monetariamente, lo cual se tradujo por parte del BCV bajo una política expansiva, en un incremento de la base monetaria del 111.669,04 % y un aumento de la liquidez monetaria del 81.394,23 %, estimulando artificialmente la demanda agregada interna, haciéndola 35 % superior al PIB en términos reales, generando dos tipos de inflación, la monetaria porque hay más dinero en el mercado para comparar las mismas mercancías, y la de demanda, porque la misma es superior a la oferta.
Aunado a ello, el incremento del salario mínimo nominal en 18.713,83 % en el lustro 1999-2016, con una devaluación del tipo de cambio implícito de 114.070,53 %, produce una inflación de costos; donde los incrementos salariales, y el acrecentamiento exponencial de los costos de las transacciones para la obtención de las divisas, para financiar el alto componente importado de nuestra economía tanto en bienes de consumo, como de bienes intermedios y de capital para la producción, sus aumentos en mayor cuantía son traslados al consumidor final.
Que sumado a una expansión artificial del crédito la cual creció en términos nominales 125.203,89 %, y cuya cartera, ha sido financiada con el 68 % de los ¡depósitos a la vista!, y el 69 % de ella destinada a créditos con una alta propensión marginal al consumo, produce un incremento general de los precios por el aumento del consumo financiado a través del endeudamiento de la gente con el sector bancario. De manera que todos los elementos antes citados son los verdaderos causantes del cuadro hiperinflacionario que vivimos, los cuales son manejados por el Gobierno y el Banco Central de Venezuela.