jueves, diciembre 12, 2024
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La revolución, “una estafa monumental”

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La revolución lo que hizo fue querer distribuir sin producir, lo cual resultó insostenible. Se repartió el pescado, pero no se enseñó a pescar a los venezolanos

El titular es parte de la descripción que hace la revista The Economist con fecha 05-02-2016, de la situación económica, política y social que sufre Venezuela, afirmando que con la caída de los precios del petróleo se ha puesto de manifiesto a la revolución como “una estafa monumental”.

Durante casi 17 años la llamada revolución utilizó la riqueza petrolera para venderse al mundo como una gran hazaña, entre los cuales destacaba el haber reducido la pobreza, mostrando indicadores que supuestamente ubicaban la pobreza a niveles mínimos, soportados por niveles de sueldos que se ubicaban en los primeros lugares en la región latinoamericana. Hoy, si utilizamos el salario mínimo de 11 mil 577 bolívares, más el cestatiques de 13 mil 275 bolívares, para un total de ingreso mínimo mensual de 24 mil 852 bolívares, al dividirlo entre el dólar Simadi a 205 bolívar/dólar, resulta un ingreso mínimo de 121 dólares mensuales, el cual se convierte en el más bajo de toda Latinoamérica. 

En Venezuela la pobreza se mide por el método del ingreso, comparando el salario con el valor de la Canasta Básica Familiar. En la actualidad de acuerdo al Cendas, hasta el mes de enero, la Canasta Alimentaria Familiar se ubicó en 106 mil 752,72 bolívares, y la Canasta Básica Familiar en 157 mil 833,30 bolívares, lo que quiere decir que todos los hogares con ingreso inferior a la Canasta Básica Familiar, se considera que están por debajo de la línea de la pobreza.

De acuerdo a los datos de Cendas, al comparar el salario mínimo con la Canasta Básica Familiar para el mes de enero, resultó que se requerían 16,3 salarios mínimos para comprar dicha canasta, de lo contrario se es pobre de ingresos, situación en la cual se encuentra la mayoría de la población económicamente activa que gana solo el salario mínimo y cestatiques.

Estos datos nos revelan la realidad y es que la revolución ha sido una fábrica de pobres. Los resultados del año 2015 nos muestran una caída del Producto en 5,7 %, con inflación del 180,9 % y una pobreza de ingresos en 76 %, según la Ucab y otras universidades. La crisis se manifiesta en la escasez de los principales productos alimenticios básicos, escasez del 80 % en las medicinas, el racionamiento de la electricidad, falta de agua y demás bienes y servicios en general.

Por otro lado, a la política fundamentada en utilizar la renta petrolera con fines políticos electorales, se une la ofensiva propagandística de la revolución en el país y el mundo, la cual se ha desbocado hasta el punto de haber logrado vender a muchos las supuestas bondades de la revolución. El excelente articulista del diario La Verdad, Kaled Yorde, relata en su artículo denominado Asumiendo responsabilidad, cómo fue utilizada una partida de 10 mil millones de dólares para el financiamiento de propaganda e imagen de la revolución en el mundo. 

La revolución lo que hizo fue querer distribuir sin producir, lo cual resultó insostenible. Se repartió el pescado, pero no se enseñó a pescar a los venezolanos. La supuesta riqueza era solo una ilusión. Hoy somos más dependientes y vulnerables, pues ahora producimos menos, por lo que tenemos que importar hasta las caraotas que nos comemos. Durante años se tapó la realidad con el chorro petrolero y la ofensiva propagandística, pero ahora con la disminución del chorro salió a flote la realidad, como afirma la revista The Economist, la revolución ha sido “una estafa monumental”. 

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