La salud en Venezuela es “asunto” de militares (I)

Jesu00fas Mantilla duru00f3 dos au00f1os como ministro de Salud de Venezuela. (Fotos: Archivo)

 

Desde el 2007, fecha en que asumió el comandante Jesús Mantilla la cartera sanitaria, iniciaron las gestiones “nefastas”. Escándalos de corrupción, falta de transparencia, improvisaciones y censura con respecto a las pandemias, han rondado el Ministerio de Salud desde el arribo de la “bota castrense”

“Unión cívico-militar”, con esa frase, el Gobierno nacional hace énfasis sobre su “manera de organizar las estructuras sociales, políticas y económicas” en Venezuela. Esa teoría llevó a la asunción de militares a puestos de dirección dentro del Ministerio de Salud a partir de 2007, año en el que “fortuitamente” entró en “coma” el sistema de salud pública.

La inseguridad en los hospitales, falta de medicamentos e insumos, deterioro de la infraestructura y muertes son algunos de los problemas que se desataron desde ese año, cuando la “bota castrense” se abrió paso en cada uno de los altos cargos. En un trayecto de seis años, el país tuvo cuatro ministros pertenecientes a este grupo. 

La corrupción, falta de transparencia, censura e improvisaciones se apoderaron del traginar diario de esta cartera vital para los venezolanos y abrió paso a lo que hoy muchos califican como “una crisis humanitaria sin precedentes”. 

Arribo general 

El primero en la lista y quien “engalanaría” la faena sería el comandante Jesús Mantilla en 2007, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez confirmó públicamente que asumiría la cartera el 26 de mayo. Ya tenía nueve días en el cargo tras ser publicado su nombramiento en la Gaceta Oficial del 17 de mayo. El arribo del teniente coronel traería consigo un giro de 180 grados dentro de la institución. Comenzó a ocultarse información sobre enfermedades epidemiológicas como la “peor” epidemia de parotiditis en el continente con más de 200 mil casos entre 2008 y 2009 y la entrada en Venezuela de la pandemia de AH1N1.

Se agudizaron las deficiencias en la infraestructura de los centros asistenciales, cerraron servicios por insalubridad y falta de mantenimiento, iniciaron los escándalos de corrupción y “pésimo” manejo de créditos adicionales otorgados al ministerio. Durante su estadía en el despacho, dejó de circular el boletín epidemiológico que se publicaba desde 1937 porque este “no creía en los expertos”. 

Mantilla, quien estuvo al frente desde 2007 hasta 2009, contó con un presupuesto superior a los mil millones de bolívares para la remodelación de 62 hospitales en el país, según el especial “de cómo la bota militar pisoteó la salud” del Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos. El estado actual del sistema hospitalario deja “serias dudas” sobre la inversión y especialistas en epidemiología catalogan su gestión como “muy negativa”.

Dualidad de mando 

El general de brigada Carlos Rotondaro sin desprenderse de su cargo como presidente del Instituto Venezolano de los Seguros Sociales (IVSS), que ocupó luego de que Mantilla llegara al Ministerio de Salud, asumió como máximo representante de esa cartera en 2009 y tendría dualidad de mando durante siete meses. El periplo, corto por demás, dejó a su paso nepotismo. Durante la gestión encargó a sus “aliados” del viceministerio de Redes de Servicios de Salud, Dirección General del I Nivel de Atención en Salud, Dirección General de la Red de Hospitales, la cual vela por el funcionamiento de 237 centros asistenciales en todo el país y la Fundación Misión Barrio Adentro. 

Tras el arribo de Rotondaro, explica José Félix Oletta, exministro de Sanidad, ocurrió una situación “comprometida” debido a que existía la “imperiosa” necesidad de vacunar masivamente a la población contra la pandemia de AH1N1 y no pudo hacerse satisfactoriamente. La enfermedad que llegó a Venezuela en mayo de 2009, solo fue aceptada por el ministerio 18 días después de que esta corriera de boca en boca y aterrorizara a la población. “El último en enterarse fue el ministro. La vacunación se retrasó y fue un fracaso la primera administración de la dosis de vacuna. No hubo planificación ni educación. Se perdieron más de 400 mil dosis contra la influenza”, recuerda el epidemiólogo. 

El presidente del IVSS aún ostentaba ese cargo, buscó “permanentemente” silenciar lo que ocurría en el seno de las instituciones que dirigía y en las que se encontraban sus “amigos”. El despido masivo del personal se incrementó y dejó nóminas de centros de salud con apenas una cuarta de las personas que requería. Las deficiencias en las infraestructuras se agravaron y según un trabajo publicado por RunRu.es en el que recogía reclamos de médicos y enfermeras, algunas clínicas populares funcionaban sin anestesiólogos. Sobre su salida del gabinete surgieron distintas teorías y una rezaría que “no abandonaba la titularidad por motivos de salud, sino por discrepancias con la dirección médica cubana que se infiltraba en el sistema”. 

El vacío sería ocupado por Luis Reyes Reyes, teniente coronel de la Aviación, quien embarcó en el ministerio para tripularlo. 

Visited 5 times, 1 visit(s) today