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En la dirección de la escuela técnica asistencial Alonso de Ojeda, los delincuentes abrieron un boquete e ingresaron. Escribieron “hampa seria” y “somos ladrones” con spray verde en las paredes de la oficina, firmaron un estandarte del plantel y dejaron la documentación de los estudiantes y el material de oficina regado entre los pasillos del área. Es el tercer robo que sufren en el plantel en ocho días y el número 18 en el transcurso del 2016.
El personal del colegio se enfureció ayer al abrir las puertas y hallar la dirección desprovista de acondicionadores de aire. En esta oportunidad armaron su botín con botellones de agua, tres equipos de refrigeración de 24 mil BTU y un par de ventiladores de piso. Dejaron sus rastros en el techo, donde los obreros hallaron en la mañana varios carné estudiantiles, que guardaba el profesorado en los archivos de la institución. Los vecinos afirmaron no escuchar algún ruido, por lo que se presumen que los ladrones cometieron su fechoría en la madrugada.
Thaís González, subdirectora encargada, evidenció con lágrimas su indignación al mostrar los espacios hurtados; señaló hacia el bahareque de la calle 80A de la urbanización La Victoria y mostró otro hueco que abrieron los maleantes. La titular de la casa de estudios contó que el lunes y el jueves de la semana pasada también los hurtaron. “Los robos aumentaron en enero. Los representantes están colaborando para contratar un vigilante a partir del 1 de agosto”.
Los estudiantes asistieron a clases hasta ayer, cuando la directiva suspendió las actividades hasta septiembre por la ola delictiva que acecha al personal y a los mil 100 inscritos que asisten al centro educativo. “María de Queipo tiene cuatro guardaespaldas, mientras aquí se roban todo. En esta escuela ni siquiera hay director”, reclamó González, quien instó al Gobierno nacional a designar a una autoridad regional de educación que atienda realmente los colegios.