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Cuando finaliza noviembre lo primero que destaca es que la intención de voto de los posibles candidatos presidenciales, en general, ha decaído notablemente, a raíz de una coyuntura nacional que solo se agrava con el pasar de los días, el venezolano no siente, no palpa soluciones por parte del Gobierno ni de la oposición, ello pasa factura.
El segundo análisis importante es que en el universo de los posibles candidatos la oposición se alza con el 54.53 % del favoritismo del venezolano, mientras el Gobierno con el 21.29 % ante casi un cuarto de la población que se mantiene escéptica al respecto (24.18 %).
El orden es el siguiente: En primer lugar se encuentra Leopoldo López, con un 17.30 % se ha mantenido en el primer lugar de la preferencia nacional desde hace al menos tres años, es “el coco” para el Gobierno, es el candidato opositor mejor percibido desde las filas del chavismo.
En segundo lugar de la preferencia nacional se mantiene Henrique Capriles con 13.49 %, quien para los opositores es el candidato sentimental, título ganado tras sendas batallas electorales en condición de minusvalía, ante un Chávez y Maduro todopoderosos. Capriles mantiene una importante empatía con la población, su discurso también es atendido por las filas chavistas.
En tercer lugar de la lista se encuentra Nicolás Maduro con 11.84 %, desgastado, solo sustentado por una incesante propaganda oficial, por el férreo control sobre la institucionalidad del país, con inefable protagonismo del TSJ y las FANB. Su única ventaja son las inagotables riquezas del país. Posee un lúgubre pronóstico electoral.
En cuarto lugar aparece Henri Falcón, quien su principal fortaleza es el estandarte de la conciliación del país, en un ambiente radicalizado/dividido, postura que le ha costado la confianza de bando y bando. Probablemente, esa sea su principal debilidad, chavistas y opositores no lo perciben como propio, la realpolitik obliga un performance claramente definido.
En las demás posiciones tenemos: en quinto lugar un ascendente Lorenzo Mendoza (8.86 %), Henry Ramos Allup (5.83 %) quien depende de lo que haga o deje de hacer en la Asamblea Nacional, Aristóbulo Istúriz (3.48 %), Diosdado Cabello (2.50 %) y Jorge Rodríguez (0.76 %).
He aquí el porqué del delito electoral perpetrado por el Gobierno evitando el revocatorio, del inconstitucional aplazamiento de las regionales por parte del CNE, de la inhumana persecución a cabezas visibles de la oposición, del temor certero del chavismo a medirse electoralmente ante la voluntad y soberanía del pueblo.