La Asamblea Nacional está cumpliendo en tiempo récord. Pero 112 diputados solo pueden aprobar las leyes que necesita la gente, quien debe aplicarlas es el Poder Ejecutivo
En apenas tres meses, la nueva Asamblea Nacional, ahora con orientación democrática, con un demócrata de primera línea a la cabeza, ha aprobado cinco leyes que benefician directamente al pueblo.
La Ley de Amnistía y Reconciliación Nacional. Esta es una de las que más necesitamos, antes de emprender acciones contundentes contra la aguda crisis ética, económica, política y social, que ya raya en tragedia nacional. ¿Por qué es necesaria? Porque hace falta que trabajemos unidos, si queremos soluciones definitivas. Y solo podremos alcanzar tan medular objetivo, si logramos reconciliarnos.
La Ley del Bono de Alimentación y Salud, para los jubilados y pensionados, sector social que ha sido discriminado sistemáticamente por la dupla satánica Chávez-Maduro, y hoy son víctimas de una “remuneración” en bolívares, cuyo poder adquisitivo es equivalente a lo que se puede consumir con apenas 10 dólares, que alcanza para comprar un kilo de queso sano, un kilo de carne apta para adultos mayores; dos piñas y cuatro paquetes de harina de maíz. ¡Eso es todo! Con esta ley, el monto de la remuneración se duplica; que tampoco alcanza para mucho, pero alivia.
Ley de Producción Nacional. Como su denominación lo señala, es para promover y proteger al sector productivo del país, tanto agrícola como industrial, de modo que el país pueda autoabastecerse, y así garantizar el abastecimiento de mercados y bodegas, lo cual supone la baja de la inflación y el fin de las humillantes y largas colas, a las que el régimen ha sometido al pueblo.
Reforma de la Ley del Banco Central, para devolverle a este instituto su autonomía constitucional, hoy secuestrada por el señor Maduro, inconsecuente con el pueblo, pero muy fiel para seguir incrementando el legado satánico que heredó de su antecesor. Tal ley es fundamental para combatir la inflación y proteger el signo monetario nacional.
Reforma a la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, para ver si es posible eliminar la alcabala, satánica también, que impide que las reivindicaciones lleguen lo antes posible a sus beneficiarios directos. Pues el TSJ, en vez de estar al lado del pueblo, se ha convertido en el peor enemigo de los sectores sociales más débiles del país.
La Asamblea Nacional está cumpliendo en tiempo récord. Pero 112 diputados solo pueden aprobar las leyes que necesita la gente, quien debe aplicarlas es el Poder Ejecutivo. Si éste se niega, o se ampara en el TSJ para anular lo que hace la AN, entonces les corresponde a los usuarios de las leyes, hacerse respetar. Si queremos disfrutar de tales beneficios, ¡la calle espera por nosotros!