Aaaron Albornoz se desangró ayer en la calle 37 con avenida 28 de la parroquia El Bajo. Los vecinos lo vieron agonizar y llamaron a la Policía. Cuando llegaron los efectivos, ya estaba muerto
Los delincuentes lo apuntaron con un arma de fuego y lo bajaron de su Montecarlo azul, placa AG239NG, del sector Monte Sinaí del municipio San Francisco. Aaaron Albornoz Urdaneta (28) accedió a las exigencias de sus atacantes, entregó las llaves de su carro, pero igual lo tirotearon y se llevaron el vehículo.
El conductor se desangró ayer en la calle 37 con avenida 28 de la parroquia El Bajo. Los vecinos lo vieron agonizar y llamaron a la Policía. A las 9.30 de la mañana cuando los funcionarios llegaron, la víctima no tenía signos vitales.
Los funcionarios radiaron las características del carro y antes del mediodía recuperaron el automóvil en el barrio La Polar, a unos metros de la estación de servicio Los Galpones. Hasta ahora desconocen la identidad de los homicidas. Manejan como hipótesis la venganza y la resistencia al robo.
Matan a extranjero en La Cañada
Su deceso fue tan rápido como la actuación de sus homicidas. Los desconocidos ingresaron a la casa de Wilfredo José Ríos, colombiano de 44 años, dispararon con su escopeta y huyeron. La familia del obrero no pudo auxiliarlo.
A la Policía le reportaron el crimen a las 10.30 de la noche del pasado sábado. Para cuando los funcionarios arribaron al parcelamiento Los Bienes, parroquia Chiquinquirá de La Cañada de Urdaneta, no había rastro de los sospechosos.
Los investigadores se inclinan a la venganza como móvil del asesinato. No descartan otras hipótesis. Interrogan a los parientes de la víctima.
Tirotean a un militar en San Francisco
A balazos asesinaron a Jeison Rafael Ibarra Angulo (22), funcionario del Ejército, en la calle 160 del barrio 19 de Agosto, parroquia Domitila Flores de San Francisco.
Sus homicidas viajaban en una motocicleta. Ayer, a las 2.00 de la madrugada, lo interceptaron cuando caminaba por la zona y le dispararon. La víctima se desangró en la calle. Ninguno se atrevió a auxiliarlo.
El crimen se investiga como una venganza. La Policía interroga a los Ibarra para conocer sí a la víctima la amenazaron o le robaron alguna de sus pertenencias.