Los primeros tres meses en la Asamblea

Es importante que no caigamos en el mensaje de desesperanza que quiere posicionar irresponsablemente el Gobierno y el PSUV en la opinión pública

En cualquier situación normal, los primeros tres meses de un Parlamento que fue elegido para legislar por 60 meses, serían de adaptación, constitución de comisiones y equipos de trabajo, fijación de reglas de juego internas, diseño del plan legislativo quinquenal y anual, interrelación con los diversos poderes públicos y con múltiples sectores de la sociedad civil, etc. Sin embargo, desde el 5 de enero, cuando nos juramentamos en la Asamblea Nacional venezolana, los diputados de la unidad democrática hemos llevado adelante un plan legislativo y de control de los poderes públicos que se adapta a la crisis política, económica, social, cultural e institucional que vive nuestra patria. 

A pesar de las trabas que conoce el país, hemos sancionado en primera o segunda discusión la ley de impulso a la producción nacional, la ley que otorga bono de alimentación y medicinas a los jubilados y pensionados del seguro social, la ley que reconoce la propiedad a los beneficiarios de la misión Vivienda, la ley de Amnistía y reconciliación nacional, la ley especial para atender la crisis humanitaria en salud, la ley de transparencia en la administración pública nacional. También hemos aprobado en primera o segunda discusión las leyes de reforma de la Ley Orgánica del Banco Central de Venezuela, de la ley orgánica del Tribunal Supremo de Justicia, de la ley orgánica que reserva al estado las actividades de exploración y explotación de oro, de la ley orgánica de administración financiera del sector público, del código orgánico procesal penal, sin que ésta sea una enumeración exhaustiva. Además, hemos recibido a diversos funcionarios públicos, aunque muchísimos más han sido citados pero, amparados en la sentencia del TSJ, han decidido no comparecer como si no tuvieran a nadie a quien rendir cuentas de sus acciones y omisiones.

El trabajo en la Asamblea sigue, acompañado de nuestros esfuerzos por lograr una solución constitucional a esta crisis que tiene como herramienta fundamental el referendo revocatorio. Es importante que no caigamos en el mensaje de desesperanza que quiere posicionar irresponsablemente el Gobierno y el PSUV en la opinión pública. Mantengamos la confianza, la esperanza y la ilusión de que de esta situación saldremos y podremos, este mismo año, iniciar un gobierno de progreso y bienestar para todos los venezolanos.