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La similitud entre estos dos personajes no es solo por el número de letras y silabas de sus apellidos, sino por lo antidemocrático y la represión brutal de sus gobiernos, así como el pésimo desempeño de gestión de servicio público y en especial de su desempeño económico.
Zimbabue nace como República en el año 1980, a partir de entonces la antigua Rodesia, pasa de ser uno de los países más prósperos de África, a uno de los más pobres. A inicios de los años 90 se inicia la devaluación del dólar zimbabuense debido a la confiscación de tierras y comienza a experimentar hiperinflación de 624 % en el 2004. En el 2006 se imprimieron más de 80 billones de dólares zimbabuenses, para financiar salarios de los soldados, policías y otros funcionarios públicos. En el 2007 el Banco Central de Zimbabue declaró ilegal la inflación, prohibiendo cualquier incremento de precios y arrestando a los propietarios de algunas empresas por aumentar los precios de sus productos.
El economista Steve Hanke, publicó un documento en el que estimaba la inflación acumulada en noviembre del 2008 en 89,7 quintillones por ciento. A finales del mismo año el banco de reserva de Zimbabue introduce el billete de 200 millones de dólares zimbabuenses. En enero de 2009 el uso de moneda extranjera se convirtió en una práctica muy usual y pocos bienes y servicios eran ofertados en moneda nacional.
En el 2015, el Gobierno faculta al Banco Central para retirar de circulación el devaluado dólar zimbabuense y autoriza el uso del dólar estadounidense, el rand sudafricano y el euro, medidas con las cuales se aspiraba fortalecer la economía y doblegar la hiperinflación, lo cual se logró finalmente en el año 2016 al presentar una deflación del (-1,24 %) según el FMI.
La situación de Venezuela es muy similar a la antes descrita de Zimbabue: la economía ha caído un 12 % en el presente año y en los últimos cinco años se ha reducido a la mitad. La hiperinflación más alta del mundo estimada en más del dos mil por ciento en el presente año, causa efectos destructivos en poder adquisitivo del menguado salario de los venezolanos, lo que ha conducido a niveles de pobreza alrededor del 85 %, cifra sin precedente en nuestra historia. Como puede observarse, existe una gran similitud entre los gobiernos de Mugabe y Maduro, en cuanto a la incompetencia en materia de producción de los servicios públicos y manejo de los asuntos económicos. En fin el mismo patrón de gobierno ineficiente y antidemocrático que mantiene a estos pueblos en el atraso y la pobreza.