En la Isla se respiran aires de melancolía. En decadencia y soledad se encuentra uno de los destinos que hasta no hace mucho era uno de los predilectos por turistas nacionales e internacionales
Rodeada de playas y vestida de montañas Margarita se rebosa entre olas y clama volver a su época de bonanza.
En la Isla se respiran aires de melancolía. Sus propios pobladores, viejos comerciantes, pescadores y los asiduos visitantes se lamentan de las condiciones en las que se encuentra la localidad. Denuncian que la inseguridad, pocos vuelos aéreos y falta de buenos servicios llevaron a que el destino fuera desplazado por República Dominicana, Aruba y Curazao, entre otros.
Nada parece igual de aquel pedazo de tierra que emanaba grandes ofertas, notas orientales que nos enseñaron nuestros abuelos.
Hoy se ven calles desoladas y un gobierno local que parece ver sin clemencia esta decadencia. Lo que en algún momento fue el destino más demandado para los turistas nacionales y extranjeros actualmente parece en el olvido.
Sin embargo, Margarita no pierde su encanto. Sus playas y paisajes hacen que los habitantes de la isla no bajen la guardia y sigan en la lucha por seguir siendo la perla del Caribe.
Sus pobladores esperan el milagro de Vallita para que se reactive su zona turista y que los gobernantes trabajen por su rescate. El sueño más anhelado es seguir bañando de ilusiones a todos los turistas que visitan los balnearios como Playa El Agua, Guacuco, Juan Griego, Pampatar; lugares llenos de magia que esperan volver a renacer.
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