Matan con una granada a un CICPC

Los familiares de la víctima comentaron que los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica no les han explicado cómo sucedieron los hechos. Hasta el momento se desconoce cuántos y quiénes eran los delincuentes, si venían a pie o en una motocicleta

Una granada fragmentaria acabó con la vida de Eliezer David Moreno Rangel de 25 años. Era detective de la Policía científica graduado hace cuatro años y era de los funcionarios que resguardaba la casa de “Antonito” Meleán. 

Tirso Meleán, hijo de Antonio “Antonito” Meleán, prometió y cumplió. La amenaza que formuló contra los jefes policiales que comandaron el procedimiento donde murió José Ignacio Febles Martínez, alias el “Joshe”, uno de sus sicarios predilectos, no bastó para saciar su sed de venganza. En medio de la oscuridad de la madrugada de ayer, le ordenó que les lanzaran una granada a los funcionarios que custodiaban la casa que habitó su padre por tanto tiempo.

Desde la tensa situación de rehenes registrada en la urbanización Richmond, parroquia Manuel Dagnino, al sur de Maracaibo, los detectives del Eje de Homicidios de la Policía científica acordonaron las adyacencias de la vivienda destruida, no permiten que nadie se acerque, solo se limitan a vigilar las 24 horas del día.

Sentado a las afueras de la morgue forense de la Facultad de Medicina de la Universidad del Zulia, permanecía José Martín Moreno, padre Eliezer David Moreno Rangel, de 25 años, detective agregado de la Policía científica con cuatro años de experiencia; lloraba, no hacía más que recordar la última vez hablaron.

El reloj marcaban las 10.00 de la noche, cuando el padre del muchacho llegó al barrio San José, justó en la esquina de la calle se topó con él. Lo miró a los ojos, sabía que nunca le diría a donde iba, extendió el brazo derecho y le hizo la señal de la cruz en la frente, “Dios te bendiga”, a lo cual el joven respondió sin afán: “Me voy de guardia. Te quiero papá”, detalló José.

Después de eso no volvió a saber nada del infortunado. Sobre el techo de placa de la residencia del fallecido “Antonito” caminaba en círculos el sabueso, miraba a su alrededor como buscando indicios, de pronto el silencio sepulcral que reinaba en la zona se vio interrumpido por unas pisadas.

Un objeto no identificado cayó junto a él, en fracciones de segundo estalló. Se trataba de una granada fragmentaria, capaz de proyectar metrallas hasta un radio de 230 metros de distancia, comentó un especialista en explosivos ligado a la investigación.

Las llamas lo envolvieron ante la mirada atónita de Jean Pírela y otro uniformado que lo acompañaba. En un intento desesperado por sofocar el incendio que amenazaba con arrasar la fachada de lajas beige y rojas, se acercaron a la víctima para apagarla, el resultado, el fuego también los arropó, relató un testigo, cuyo nombre no quiso revelar.

Desgracia

Los gritos de dolor alertaron a los cuatro oficiales que se encontraban el interior de la residencia, buscaron una escalera y la recostaron contra la pared, la escena no podía ser peor. Luego de poner a salvo a los heridos, los subieron a una de las unidades de patrullaje con destino a la clínica La Sagrada Familia. 

Los medios de guardia hicieron todo lo posible por estabilizarlos. Eliezer a diferencia de sus dos compañeros, pereció, no pudo soportar el dolor que le provocaban las heridas de tercer grado que tenía en las piernas y el abdomen.

“No entiendo porque tuvieron que llevarlo hasta esa clínica que queda tan lejos. En el trayecto se me murió”, repetía una y otra vez el progenitor del detective mientras secaba el sudor que emanaba de su frente.

Giovanny González, jefe de región del cuerpo detectivesco, junto a un esquipo multidisciplinario de varias divisiones de la Policía científica llegaron a la urbanización Richmond para iniciar las investigaciones concernientes al caso. De manera extraoficial trascendió que Biagio Parisi, secretario de Seguridad y Orden Publico, desplegó a sus mejores oficiales para dar con los cabecillas de la banda criminal que ordenó el atentado.

Apoyo generalizado

Funcionarios de la Policía científica adscritos a la División de Homicidios en compañía de los efectivos de la Policía de San Francisco, arribaron a la morgue para brindarles apoyo a los familiares de la víctima. Se espera que en las próximas horas la mancomunidad policial le ofrezca un homenaje póstumo.

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