domingo, diciembre 15, 2024
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Mi maleta y yo

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Sin una adecuada orientación vocacional y sin una reflexión profunda, y con acentuados ejemplos que se lucen en lo paupérrimo, nuestra juventud se está lanzando a un túnel oscuro

Decisiones apresuradas, son las que a diario están arrojando al suelo la mayoría de los sueños de los jóvenes. Y es que la principal escasez que está tumbando el vuelo de millones, es la falta de orientación. Mucho ímpetu, mucha visceralidad, mucho afán. Cuan golpeada la mejilla del rostro joven de una sociedad, y cuan vacías las maletas con las que se pretende volar hacia un futuro muy deseado pero no muy pensado.

No hace falta gran capacidad humana para desear un futuro mejor, pero sí hace falta mucho para repensar, no el deseo en sí mismo, sino los por qué del deseo y sus consecuencias. La forma en la cual los jóvenes están tomando las decisiones, es la que trae rápidamente las más insospechadas calamidades que terminan frustrando y derribando la posibilidad de sentirse realmente útiles dentro de su familia y de su sociedad.

Sin una adecuada orientación vocacional y sin una reflexión profunda, y con acentuados ejemplos que se lucen en lo paupérrimo, nuestra juventud se está lanzando a un túnel oscuro, que tiene su paradero en esas frases típicas: “me enteré que fulano, me dijeron que un primo, o simplemente a fulano de tal le está yendo bien”, y no se trata de huir de algo, se trata de pensar en un futuro que podría ser mucho mejor aquí y hasta en el último rincón del planeta. 

Hay que hablar de lo que tiene que ver en concreto con el hecho de ser jóvenes y carecer de amplias posibilidades de desarrollo integral como personas. Pero que aun así, afectados por la triste escasez de genuinos orientadores, no puede haber cabida a darle rienda suelta solo al deseo de desarrollarse y tener un futuro mejor, necesitamos un ser mejor, estemos donde estemos.

Las realidades que nos hacen soltar una queja llena de vulgaridades cada día, no deben ser el principal motor que alimente el deseo de llenar un morral con nada y sentir que se está haciendo lo mejor. En esto la sensación de libertad es muy comprometedora, pero lo que se quiere dejar atrás ¿dónde queda?, lo que se mira por delante ¿qué es?, no es tanto la nada que se pueda llevar en una maleta, sino lo que se lleva por dentro, lo humano.

Juventud, pensemos bien lo que deseamos, compartamos todo lo que sentimos, comuniquemos nuestros anhelos y demos buena forma a ese deseo maravilloso de querer estar y ser mejores siempre. Los años nos esperan, un mundo lleno nos mira, pero también un mundo vacío nos puede hacer caer muy abajo. Esperanza, constancia, solidaridad y caridad. Siempre hay una oportunidad, !Ánimo jóvenes!

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