“No hay líderes ni hombres de Estado”

El mejor ejemplo lo tenemos con el régimen que gobierna a Venezuela que consciente de la debacle del modelo “revolucionario” continúa la ruta marcada por su antecesor

La victoria del No en el reciente referéndum en Bolivia, convocado para consultar la opinión de los bolivianos sobre la modificación a un artículo de la Constitución para permitir la reelección (permanencía en el poder) del Presidente, marca con fuerza la tendencia de vientos de cambio que están dando al traste con la demagogia, el populismo, la corrupción y el caudillismo de nuevo cuño, que se instauró en Suramérica sobre los lomos de esa bestia negra que es el “Socialismo del siglo XXI”. Presidentes que llegaron al poder mediante el voto, con el propósito de mantenerlo a toda costa, e instaurando un patriarcado que, según Weber, es una forma de legitimidad de la dominación ilimitada. 

Con sus diferencias, tales presidentes asumieron doctrinas políticas incompatibles con el sistema republicano y crearon aparatos políticos “con pretensiones de protección de la libertades individuales” que fueron sesgados hacia otros fines, la acumulación de poder. El patriarcado establecido bajo la forma de paternalismo, que los vinculó de manera directa y estrecha con la población, ahora conformada por “súbditos”, pues él puede decidir lo que mejor conviene a los intereses del colectivo, el “bien común”. Aquel que no esté de acuerdo es excluido y tachado de enemigo; por ende, no tiene derecho a la protección del Estado. Es el totalitarismo, que según José Benegas “no es hijo de la maldad del poder, sino de la bondad”. 

Razón tiene Giovanni Sartori (citado por A. Lombardi) al señalar: “Se ha sustituido la visión optimista del progreso y la utopía por una proyección distópica de la humanidad en donde razón y locura se confunden”. El mejor ejemplo lo tenemos con el régimen que gobierna a Venezuela que consciente de la debacle del modelo “revolucionario” continúa la ruta marcada por su antecesor. Es como un elefante en una cristalería, pues alucina con propuestas las más de ellas estrambótica: “Ningún anuncio que realiza o proyecto que emprende (cooperativas, comunas (…) agricultura urbana) le ha resultado exitoso”. (M. Sanmartín, diario El Universal).

No obstante, la situación que vivimos en Venezuela y en mayor o menor medida en los demás países “revolucionarios” de la región, mantengo la esperanza de que los venezolanos encontraremos la vía constitucional para solucionar el problema y lograr que la democracia y la libertad sea algo real, no un remedo. 

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