viernes, diciembre 13, 2024
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No hay votos de confianza

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Desde variados organismos internacionales, representantes de naciones y analistas consecuentes han señalado la irreparable estafa electoral del próximo 20 de mayo. Tampoco se cuenta con candidatos de contención

No es de sorprender el percibir los mismos escenarios pálidos y desalentadores. Resulta como una tarjeta repetida de esos interminables álbumes de cromos de nuestra infancia. Hasta el niño más ingenuo se cansa de observar las imágenes una y otra vez, en la búsqueda de las faltantes. Abrir el paquete de sobres y volver a ver las que ya se tienen y no las faltantes, termina siendo un golpe desalentador en esa meta de completar la colección.

Esa sensación se resbaló por mi mente, con este proceso electoral del 20 de mayo. No se necesita hallarse abotagado de decepciones para comprender la farsa. Quien con su sano juicio pudiese votar por el actual Presidente para estos comicios.

He visto las redes sociales, saturadas con llamados trepidantes a votar. Son emitidos desde el fuero democrático, pero repitiendo los mismos compases incautos de los últimos años. Persiguen un sentido práctico, a por lo menos hacer algo. A no quedarse petrificado e ir tras algún motivo que no sea la espera de la derrota. Pero esta elección es hecha sobre medida.

Centenares de voces han emitido su rechazo a este fraude incisivo. Desde variados organismos internacionales, representantes de naciones y analistas consecuentes han señalado la irreparable estafa electoral del próximo 20 de mayo.

Tampoco se cuenta con candidatos de contención. Los únicos que asumieron el desacato y decidieron participar como aspirantes opuestos a Maduro -en unos comicios colmados por una avalancha de chiflidos-, tienen en sus hojas de vida política, las manchas deshonestas de haber formado parte del banquete por la destrucción nacional. 

Antes nos preguntábamos, con una insistencia de dientes apretados, qué se ganaba con no ir a votar. Hoy la duda contraria tiene más de buen juicio: ¿qué se alcanza con ir? El ardid y la tramoya están pintados con brocha gorda. 

Nunca he creído en las comedias electorales, ni en los trucos y anzuelos de los dictadores, para avalar con el voto sus fechorías. La incertidumbre carcome sobre qué vendrá después de la artimaña, al Presidente adelantar este proceso para elegirse él mismo. Tal vez sí sea el más grande sufragio, en el cual nadie duda que no ganará la decisión del pueblo. Pese a ello, no pierdo la esperanza que pronto abriremos el sobre y llenaremos por fin el álbum de la libertad.    

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