sábado, diciembre 14, 2024
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¡No Maduro!

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Con las tardías y puntuales medidas, la inflación, el desabastecimiento, el desempleo y la escasez golpeará más profundamente los hogares venezolanos

“El orden absurdo se convierte en un orden depredatorio o de asaltantes cuando los exaltados se transforman en bandidos organizados”.

¿Salvar al Gobierno o salvar al país?, he allí el gran dilema político. Después de haber disfrutado del boato, del dispendio, del derroche y del latrocinio público que permitió el ingreso de más de un billón de dólares ($) en 17 años de ensayo y error, sin sentido de previsión, el régimen pretende que siga siendo el bolsillo de los ciudadanos y la chequera de los disminuidos empresarios los sacrificados para sostener la enorme burocracia estatal y un gobierno inepto y corrupto.

Tenemos años señalando lo inconveniente del camino trazado por el chavismo y el castrocomunismo, manifestando la necesidad de un cambio de rumbo aprovechando los períodos de bonanza petrolera. Los infatuados con el poder no prestan oídos a la inteligencia. Hoy, repentinamente, el régimen descubre que el “modelo rentista” se agotó por la caída de los precios del petróleo, la cual se origina por una serie de factores geoeconómicos que se pusieron en ejecución desde hace más de tres lustros y que pasaron inadvertidos dada la ignorancia y la insuficiencia profesional de los engolosinados con el poder. Hoy, se descubre también, que existe un “modelo de sustitución de importaciones” del cual la Cepal viene hablando y proponiendo para América Latina desde antes de mis tiempos de estudiante de Economía.

Paulo Coelho señala que “las palabras son para pesarlas, no para contarlas”, sin embargo, ante la desesperante y angustiosa situación económica del país, este Gobierno se descarga el día 17 de este mes, una larga y tediosa perorata en las que se dedicó a defender los milagros de su gestión y las del finado; a proponer un programa de gobierno como si fuera a tomar posesión mañana y a cargarle todo el peso del desastre económico al venezolano común.

No hizo mención siquiera a un programa de ajuste del gasto público; de recorte a la frondosa burocracia oficial; de refinanciamiento a la deuda pública externa; de levantamiento de controles, ni de incentivos para atraer las inversiones. Con las tardías y puntuales medidas, la inflación, el desabastecimiento, el desempleo y la escasez golpeará más profundamente los hogares venezolanos; la violencia, la inseguridad y la connivencia delictual seguirán su nefasta marcha, mientras el régimen toma por asalto nuestros ingresos en un intento desesperado por sostenerse en el poder. 

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