Sabemos
Continuamos recorriendo el largo y espinoso camino de revisar el cúmulo de errores vulgares que afean y desdicen mucho de nuestros medios audiovisuales.
Hace pocos días, un diplomático español invitado a un prestigioso programa, de los que vemos más asiduamente, por donde desfilan embajadores y distinguidas figuras del mundo de la diplomacia, al invitársele a revelar su página web, dijo con sorna: “Como dicen en Venezuela: doble ve, doble ve, doble ve…” ¡Qué vergüenza universal! Sabemos que nuestra voz es muy débil, de muy limitado alcance, para corregir estos errores sembrados en el tiempo, interiorizados desde los pupitres de la primaria. Así nos las enseñaron a nosotros en nuestro querido pueblo y así, folclóricamente, siguen enseñando las letras de nuestro abecedario los nuestros modernos maestros. Sin ánimo de ofender, con la mayor humildad y en beneficio de nuestros niños, precisemos: Esta letra (B-b) no se llama be larga, be labial, ni mucho menos be de burro. Se llama, simplemente, be. Esta letra (V-v) se llama uve, no ve corta, labidental y menos ve de vaca; y esta (W-w) uve doble o doble uve. ¿Qué nos cuesta darles sus exactos nombres?.
Otro error inveterado en este país en que ya casi no hablamos de amor, de fiestas ni de alegrías, sino de hambre, precios e inflación, es el cien por ciento. No se oye a un solo locutor decir el ciento por ciento de algo, siempre es el cien por ciento de todo, de los precios, de los sueldos. La palabra no es cien, la palabra es ciento. Esta palabra se apocopa ante los sustantivos, ya expresos: cien hombres, cien bolívares; ya tácitos: Me diste dos mil bolívares, pero necesito cien más, Venían mil hombres, cien uniformados; pero no antes de las preposiciones. En el habla del pueblo oímos la norma aplicada: el ciento de naranjas, el ciento de melones, ¿por cuánto vende el ciento? Los demás adjetivos numerales no se apocopan: Trajo doscientas manzanas, Trescientas reses, Ganó el cuatrocientos por ciento de lo invertido.
Y ¿El día a día? Ya esto es moda en nuestros comunicadores: Vivimos el día a día, Empeoramos día a día, Mejoramos día a día, La preposición A no indica sucesión. La preposición que indica sucesión, progresión, el transcurrir de las cosas es la preposición Tras. El módulo de actuación nos lo demuestra: Hora tras hora, Año tras año, Lustro tras lustro, Siglo tras siglo.