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El presidente Barack Obama rechazó el sábado la idea de que la violencia que sacudió a Estados Unidos en los últimos días es indicio de que el país ha vuelto a los días oscuros de su pasado. A pesar del dolor que dejaron las muertes de hombres de raza negra y policías, “Estados Unidos no es un país tan dividido como algunas personas han dicho”, aseguró.
“Todos los estadounidenses, de todas las razas y todos los sectores de la sociedad, están justificadamente indignados ante estos ataques inexcusables contra policías, ya sea en Dallas o en cualquier otro lugar”, dijo el mandatario de Estados Unidos en Varsovia, donde asistió a una reunión de la OTAN.
“Ello incluye a los manifestantes, incluye a miembros de familias que tienen serias reservas sobre la conducta de policías y que creen que todo lo que está pasando es inaceptable”, agregó. “Aquí no hay división alguna”.
Fue la tercera vez en tres días que el presidente habla sobre las muertes de hombres negros a manos de policías en Louisiana y Minnesota, lo que suscitó una manifestación en Dallas. Al margen de esa protesta pacífica, un francotirador mató a cinco policías. Además siete policías y dos civiles resultaron heridos. “Esta ha sido una semana difícil”, admitió el mandatario.
Obama dijo que el asesino de Dallas, un hombre que había estado en el ejército y que luego fue abatido mortalmente por la policía, era “un individuo desquiciado” que no representa a los negros del país de igual forma que el individuo blanco que mató a negros en una iglesia en Charleston, South Carolina, no representa a los blancos del país.