Obama triunfa en Latinoamérica

Obama es un pragmático, además de ser un político inteligente y culto. Detrás de Obama existe también toda una diplomacia de Estado, un proyecto imperial democrático

Apartando, una vez más, la estupidez de los terroristas árabes, que volvieron a enlutar una capital europea, la gran noticia para los latinoamericanos es que Obama hizo con la diplomacia de la cortesía lo que no pudieron lograr sus antecesores con el garrote o la indiferencia luego de más de medio siglo. 

Obama es un pragmático, además de ser un político inteligente y culto. Detrás de Obama existe también toda una diplomacia de Estado, un proyecto imperial democrático (Octavio Paz) que rara vez deja al azar sus propósitos. Todo lo contrario a nuestras repúblicas aéreas cuya predica antiimperialista hoy luce completamente desmontada, y de paso, artificiosa. Obama y EEUU vencieron inesperadamente en el terreno de la izquierda continental. El águila calva tomó un atajo táctico, y si bien reconoce que la autodeterminación de los pueblos es algo que tendrá que respetar, y con ello, conceder algún tipo de legitimidad a dictaduras longevas como la cubana, su apuesta es dura y se soporta básicamente en la biología y el poder atractivo del dólar. 

La Cuba de los Castro tiene los días contados porque la gerontocracia que la gobierna no puede pactar con el diablo, y porque los dos millones de cubanos en la Florida están prestos a invertir en La Habana y sus adyacencias. La democracia, liberal y capitalista se ha mostrado mucho más pujante y superior al socialismo autoritario cuya única gestión eficaz comenzó y termino en el ámbito de la Policía para reprimir a sus propios ciudadanos y condenarlos a una cárcel al aire libre. La “Isla de la Felicidad” es una mención cínica a un proyecto casado con la miseria material y espiritual. Hubo un momento, cuando la ayuda de la URSS desapareció, que hasta la anestesia estuvo racionada y se practicaban las intervenciones quirúrgicas utilizando la hipnosis. O aquellas prácticas desesperadas de hacer de las flores un alimento. 

La Cuba de los Castro ganó en el plano simbólico de la retórica nacionalista, aunque el balance final, en términos históricos, es desolador. Obama de un plumazo, con este acercamiento humilde y lleno de contriciones (Argentina) hace de “su patio trasero” una zona de confort para ampliar una influencia e intereses apenas contestada por la precaria China.

Los damnificados de este audaz golpe son la Venezuela melancólica de Maduro, cuyo proyecto bolivariano continental está clausurado desde el mismo momento en que la chequera petrolera se derrumbó. El Brasil de Lula y Rousseff atrapados por una corrupción y pobreza oceánica que pone en duda su condición de potencia subcontinental. La Bolivia de Evo cuyas aspiraciones de mandato perpetuo se las acaban de quitar. Y no menciono a Ortega, porque desde la perspectiva del gigante del norte, no creo que se hayan molestado en saber de la existencia de Nicaragua. 

Obama es tan inteligente que les dice a los latinoamericanos que tienen el camino libre para seguir transitando la senda del fracaso histórico desde un populismo malsano y una democracia nominal, mitológica. Mientras que sus antecesores imponían el destino manifiesto desde la Escuela de las Américas y la CIA, sembrando la discordia, golpes de Estado y dictaduras, hechos más que suficientes y justificados para alimentar la retórica antiimperialista, Obama ofrece la diplomacia del béisbol y el tango, en realidad, la de los prósperos dólares.

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