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Es siempre útil y necesario entender el significado de algunas palabras (-el concepto real de las mismas y su alcance-), para poder comprender los vaivenes, trampas y la demagogia que utilizan algunos políticos desvergonzados para salirse con la suya y tiranizar al pueblo. Uno de esas palabras es Oclocracia.
¿Qué significa eso? Según Polibio, un historiador griego que vivió 200 años antes de la era cristiana, la Oclocracia es el fruto de la acción demagógica, gobierno de la muchedumbre, vale decir, “la muchedumbre, masa o gentío actuando a manera de un agente de producción biopolítica que a la hora de abordar asuntos políticos presenta una voluntad viciada”.
Según el filósofo escocés James Mackintoch (1765-1832), “Oclocracia es la autoridad de un populacho corrompido y tumultuoso como el despotismo del tropel, nunca el Gobierno del pueblo”.
J.J. Rousseau, filósofo francés en su obra “El Contrato Social”, señala que “el origen de esta degeneración de la democracia es una desnaturalización de la voluntad política que al ser general se hace perversa tan pronto como comienza a presentar vicios en sí misma, encarnando los intereses de algunos y no el de la población en general”.
Los oclócratas tienen siempre bajo la manga la carta que sacan cuando su popularidad se halla a nivel del suelo: Depravar el sistema democrático que les dio la primera magistratura (legitimidad de origen), con el propósito de mantenerse en el poder a punta de simulaciones, trácalas, mentiras, propaganda engañosa, insultos, manipulaciones y amenazas.
En este orden de ideas, la estrategia de los oclócratas, o mejor, su política, es como sigue: “Para el oclócrata solo se tiene en cuenta de una forma superficial y burda los reales interés del país, dirigiéndose el objetivo de la conquista al mantenimiento del poder personal o grupal, mediante la acción demagógica en sus múltiples formas, apelando a emociones irracionales mediante estrategias como la promoción de fanatismos y sentimientos nacionalistas exacerbados; el fomento de los miedos e inquietudes irracionales, la creación de deseos injustificados o inalcanzables, etcétera, para ganar apoyo popular, frecuentemente mediante el uso de la retórica, la oratoria y el control de la población. La apropiación de los medios de comunicación y los de educación por parte de la oficialidad de turno es la estrategia de dichos oclócratas. ¿Comprende usted ahora, amable lector, por qué el régimen utiliza la hegemonía mediática?.