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No le importa ni el momento, ni la hora, ni el escenario para proferir groserías e insultos a quien se manifieste contrario a sus intereses; parece un guapetón de barrio.
Este Señor, que para desgracia de todos está al frente del poder, al igual como lo hacía el “comandante eternamente enterrado”, utiliza su programa de radio para decir cuantas sandeces se le ocurre: ahora no existe una guerra económica sino unaguerra psicológica, cambió de parecer en un santiamén; más de una veintena de veces acusa al Presidente Uribe de autor intelectual del asesinato de Robert Serra y de dirigir una banda de sicarios; asimismo indicó, que si la oposición gana las elecciones a la Asamblea Nacional, él saldrá a la calle a defender al pueblo y la revolución, y habrá violencia y muertes como lo ocurrido el 27 de febrero de 1989 y acotó, que si lo sacan de la presidencia se va a armar un cataclismo mundial.
El engendro heredero presenta los síntomas de una anormalidad psíquica de “personalidad paranoide”. Esta según Ferraras-Rozman (med. Int. Vol. II) se “caracteriza por la desconfianza, el recelo y la tendencia a los pleitos e intrigas. La desconfianza deriva siempre de una tendencia crónica a inferencias arbitrarias o distorsionadas respecto a las intenciones de los demás. En condiciones de equilibrio suelen adoptar una conducta extremadamente normativa y ser intransigentes con los demás cuando no se adhieren a sus tendencias. Dado que temen constantemente ser engañados o traicionados, elaboran pruebas para refrendar sus influencias, tornándose con facilidad en pleitistas y laboralmente conflictivos. En grandes extremos desarrollan delirios paranoides de persecución, celos y se vuelven hipocondríacos y megalómanos”.
¿Una persona que sufre de eso está en capacidad de gobernar? Claro que no. El artículo 233 de la CNRBV dispone que el “Presidente de la República debe separarse de sus funciones, si una junta médica, nombrada por el TSJ, certifica que padece una incapacidad física y mental permanente….”. Las elecciones del 6D, donde elegiremos una nueva AN podrá ser, sin duda, un paso gigante para empezar a crear correctivos en la insania del engendro heredero.