#Petrofraude: una investigación que revela cómo el Gobierno ganó a sus aliados

La clave del apoyo internacional que aún mantiene a Nicolás Maduro en Venezuela y que le ayuda a evitar el completo aislamiento tiene nombre propio: Petrocaribe.

Una investigación colectiva entre el Confidencial de Nicaragua, Diario Libre de República Dominicana, La Prensa Gráfica de El Salvador, Connectas de Colombia y El Pitazo reveló que Petrocaribe, un plan energético y de cooperación, ha inyectado más de 28.000 millones de dólares en 14 países para la compra de respaldos diplomáticos. Así, los recursos de un pueblo arrinconado por el desabastecimiento y con una inflación de un millón por ciento el año pasado, en unos casos fortalecieron grupos de poder local en varios paises, y en otros se tradujeron en corrupción y hambre.

Fue Hugo Chávez en el fortalecimiento de su ideario bolivariano por América Latina quien ideó esta estrategia de la mano del boom petrolero con lo que buscaría la consolidación de su política socialista. En la cumbre de Puerto La Cruz, Venezuela, en la que se creó Petrocaribe en 2005, ratificó la visión con la que publicitaba el acuerdo energético. En sus palabras, los proyectos a realizar debían “empoderar de derechos” a las poblaciones de los países beneficiarios, ayudar a la “superación de la pobreza” y garantizar la “disponibilidad y accesibilidad a la salud, la educación y al micro financiamiento de cooperativas, pequeñas y medianas industrias”, entre otros objetivos.

Para esta investigación de #Petrofraude, un equipo periodístico de cinco medios, revisó en detalle la información disponible del ambicioso programa en los 14 países beneficiarios y realizó trabajos de campo en Nicaragua, Haití, República Dominicana, El Salvador, Guyana y Venezuela para contrastar en qué se ha convertido el maná que llegó de la mano del carismático gobernante, quien en los días de opulencia se preciaba de transitar el camino para derrotar la desigualdad en su país y de trazar la ruta para el resto del continente mostrando a Petrocaribe como un modelo sin antecedentes de relaciones internacionales solidarias.

Sin embargo, la investigación de #Petrofraude demuestra que esos propósitos no se cumplieron al pie de la letra y que, desde un principio, la estrategia fue otra: asegurar apoyos diplomáticos en foros internacionales y buscar la expansión regional del socialismo bolivariano venezolano. La estrategia incluso le ha permitido a Nicolás Maduro resistir a un creciente aislamiento internacional que tuvo su más reciente expresión cuando una mayoría de 19 gobiernos de la región desconocieron su nuevo período como presidente de Venezuela por considerar fraudulentas las elecciones que le permitieron reelegirse por seis años. En ese contexto, un grupo de países caribeños y centroamericanos beneficiarios del acuerdo estuvieron en el bloque de los que reconocieron su legitimidad o se abstuvieron de cuestionarla en la sesión del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos del 10 de enero de 2019, fecha coincidente con la tomar del poder para comenzar su segundo mandato.

La cascada de dinero, que supuso la inyección de aproximadamente 28.000 millones de dólares de los cuales cerca de la mitad se transformaron en los préstamos con facilidades, implicó un desafío para la transparencia de la institucionalidad regional que no aprobó el reto.

La gestión de los fondos, según evidencia recopilada por #Petrofraude, se hizo en un entorno de opacidad con respecto a los controles aplicados dentro y fuera de la plataforma diseñada para que el dinero fluyera, lo que facilitó el surgimiento de esquemas de desvío de recursos que beneficiaron a la consolidación de otros regímenes políticos que hoy son noticia, como el caso del Orteguismo en Nicaragua; benefició a empresarios relacionados con políticos locales y permitió el envío de alimentos a Venezuela con sobreprecios y de calidad 

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