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“Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: La voluntad”, Albert Einstein.
Es sorprendente como la ignorancia y la insolencia les aflora a ciertos personajes que, aun habiendo pasado por la universidad de esta no les quedó nada sino algo -posiblemente- como instrucción, quizá, para desenvolverse a medias en el mercado productivo, no obstante por audacia han logrado la indulgencia de otros más astutos que ellos y que ostentan posiciones en la vida pública de un país y, que les proveen de cargos que jamás desarrollarán óptimamente en función de servir al pueblo y sí a su propio peculio (nepotismo).
Pitágoras, decía a sus alumnos en general: “Mantengan al pueblo en término medio, entre la riqueza y la indigencia. El pobre es vil, el rico es insolente”.
En términos generales, la juventud (del latín iuventus) es la edad que se sitúa entre la infancia y la edad adulta más o menos de 12 a 32 años. Según la Organización Mundial de la Salud, la juventud comprende el rango de edad entre los 10 y los 24 años.
El término juventud también puede referirse a los primeros tiempos en la existencia de algo, y puede ser sinónimo de energía, vigor y frescura. Sin embargo ¿de qué vale ser joven, si su inoperancia en el campo productivo es nulo? Así como hay jóvenes de 18-24 años que solo sirven para esperar a otros un fin de semana para que les brinden las parrandas, precisamente esto les convierte en viejos de voluntad. También hay sexagenarios que han aportado adelantos a la ciencia y al mundo. Albert Einstein citado al principio, propuso y reafirmó la Teoría de la relatividad a los 65 años.
Por eso me sorprende cómo diputados y diputadas del oficialismo electos el 6-D, denigran de algunos de la bancada mayoritaria de la MUD por ser longevos. No saben que la juventud o la vejez del funcionario no determinan el éxito de los pueblos, sino la experiencia y el conocimiento. ¡Por eso estamos como estamos!