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El paciente, de 21 años, cuya identidad se mantiene en el anomato, se sometió a la intervención el diciembre de 2014.
Tres años atrás había sufrido una amputación de su pene a causa de complicaciones derivadas de una circuncisión mal efectuada que le provocó una grave infección. Se había quedado con sólo 1 cm de su pene original.
Según el equipo médico, no se trata de un caso aislado, sino que hasta 250 jóvenes al año en el país “pierden sus penes debido a complicaciones relacionadas con la circuncisión tradicional”.
El trasplante, realizado por los médicos de la Universidad de Stellenbosch y el Hospital Tygerberg de Ciudad del Cabo, duró nueve horas.
Tal y como explicaron los cirujanos, usaron el mismo tipo de cirugía microscópica que se emplea en el trasplante de cara. Conectaron principalmente tres vasos sanguíneos -de entre 1 y 2 mm de diámetro- “para asegurar el suficiente riego sanguíneo al órgano trasplantado”. Además, unieron dos nervios dorsales “para restaurar la sensibilidad” y la uretra, que permite al paciente “orinar a través de su propio pene”, describía van der Merwe.
La operación fue un éxito porque el trasplantado consiguió recuperarse completamente y “recobrar todas sus funciones” en apenas tres meses. Ahora, seis meses después, con la noticia del embarazo de su novia, Van der Merwe ha declarado sentirse “muy contento”.
Objetivo cumplido: “El paciente es capaz de ponerse de pie, de orinar y tener relaciones sexuales”, confirma Van der Merwe.
Dados los buenos resultados, en breve, el equipo quirúrgico podrá realizar más intervenciones de este tipo. De hecho, cuando operaron a este joven ya anunciaron que otras nueve personas estaban interesadas en dicho procedimiento.