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Empezamos por afirmar que el respeto a la propiedad y a la vigencia efectiva del Estado de derecho, son condiciones necesarias para generar confianza a la inversión nacional y extranjera; a lo cual le agregamos que para combatir la inflación, y proteger la capacidad adquisitiva del salario, es preciso dejar de imprimir dinero sin respaldo y apoyar la producción nacional, para que el incremento de la oferta de bienes y servicios logre la estabilidad de los precios y salarios, reduciendo además, a niveles aceptables, la escasez generalizada que hoy nos afecta gravemente.
Desarrollar una política dirigida a la unificación del tipo de cambio y dejarlo fluctuar para que la realidad económica establezca el tipo de cambio real, y así poder avanzar en la reducción de la inflación y hacia la competitividad internacional de nuestra producción. Está claramente demostrado que el control de cambio no impidió la fuga de capitales y lo que hizo fue destruir nuestra actividad productiva, al darle prioridad a las importaciones y, por tanto, a los productores extranjeros en relación a los nacionales.
Se hace necesario diseñar y aplicar una nueva política petrolera que le dé prioridad al incremento de la producción en contraposición a la política de congelamiento de la misma para lograr mejores precios, lo cual traería una alta generación de empleos de calidad y estimularía toda la actividad económica que trae consigo el aumento de la actividad petrolera. Venezuela tiene reservas para 200 años de producción petrolera y no debe aplicar estrategias de quienes tienen reservas para 10 ó 20 años, sino más bien, antes de que el petróleo pierda fuerza como fuente de energía, utilizarlo como palanca para diversificar nuestra economía, y en general, apoyar la producción nacional de bienes no tradicionales.
Es necesario aplicar sin tardanza una política social eficiente para reducir la pobreza y darle prioridad al gasto educativo y de salud pública. Debemos darle coherencia al manejo de las políticas sociales a través de un ente gubernamental que lo garantice, evitando la dispersión de los recursos y acciones sociales en beneficio del despilfarro, la discriminación, la corrupción y la falta de logro de objetivos tan importantes para tantos seres humanos.