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En las dos entregas anteriores hemos esbozado la oportunidad que poseemos desde el estado Zulia para el impulso de la economía nacional, tomando como marco conceptual para dicho impulso la experiencia del gigante asiático y la potencialidad para la explotación de recursos naturales y minerales del espejo de agua dulce más importante de Latinoamérica, representado por el Lago de Maracaibo.
Ahora, ¿cómo lograr un impulso a la economía con las actuales condiciones socioeconómicas del país? Es una interrogante difícil de responder sin antes hacer una autocrítica en la corresponsabilidad que hemos tenido en estos últimos años en la región al decir de las actuales condiciones económicas.
El poder adquisitivo de los venezolanos está afectado, amenazado y casi pulverizado por el alto costo de rubros que son esenciales para el buen desenvolvimiento de la vida del ciudadano común y ya no hablamos solo de alimentos, absolutamente todo lo que necesitamos está siendo impactado ferozmente por cambios en los precios todos los días, impulsado por una referencia cambiaria que no tiene lógica económica alguna, que no muestra los factores de su cálculo, que no explica las fórmulas del resultado de sus indicadores y que no tiene una sola oficina donde poder pedir explicación ni mucho menos hacer un reclamo.
Sin embargo, también el Estado debe hacer los esfuerzos necesarios para tomar las medidas económicas básicas, elementales y necesarias para poder hacerle frente a esta grave problemática económica que no tiene distinción alguna, afecta a ricos y pobres por igual y está adquiriendo una fuerza intrínseca peligrosa y devastadora para el sustrato político de la nación.
Por ello, lo que hay que plantearse es hacer una revisión profunda a nuestra productividad, ese es el núcleo de nuestros problemas económicos. Hay que establecer con rigor científico las vías de recuperación de la producción de alimentos, repuestos, insumos y medicinas, y ello lo debemos hacer indefectiblemente con el sector privado, no existe otra manera, no existe otra vía para hacerlo y luego que levantemos nuestra elaboración, fabricación y manufactura es cuando podremos establecer controles, no antes.
Ya en ocasiones anteriores lo he reiterado. El Zulia tiene todo para ponerlo al servicio del país y los zulianos estamos dispuestos a dar un paso al frente para ayudar a apalancar el desarrollo de nuestra economía, pero debemos forjar las condiciones políticas y las garantías necesarias que permitan atraer el capital en divisas que se encuentra fuera de nuestras fronteras, y no fomentar la fuga de los mismos con la inacción de medidas que se deben materializar de forma inmediata y los zulianos estamos orientados a respaldarlas.