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El texto de nuestra Constitución nacional, plantea la ruta para revocar un mandato ineficaz. La necesidad de cambiar para progresar, hoy está a flor de piel en la voluntad de cada venezolano.
Una crisis sin precedentes en nuestro país, con una inflación del 185 por ciento, tasa de muertes violentas de 90 por cada 100 mil habitantes, oportunidades de progresar y trabajar totalmente reducidas, ocasionando la inmigración del talento joven a otras naciones; aunado a una escasez extrema de alimentos y medicamentos, ha vulnerado gravemente la calidad de vida del ciudadano; constituyéndose esta en la plataforma que impulsa el mecanismo constitucional, que promueve un pueblo ante gobiernos corruptos y pseudolíderes que olvidaron el concepto de servir.
El referéndum revocatorio hoy por hoy es una necesidad, que ante la nueva sede del PSUV en el Tribunal Supremo de Justicia, estaría blindada en cuanto a objeciones y patadas de ahogado se refiere, toda vez que el ciudadano, ya no teme ante la posibilidad de una campaña intimidatoria al estilo de la “lista Tascón”. Le han quitado tanto y permanece tanto tiempo en colas y atropellos, que el pueblo perdió el miedo. Quedando claro que la ruta para el cambio es y debe ser siempre responsablemente democrática.
Es así pues, que como ciudadanos conscientes, debemos asumir que el gobernante debe trabajar en pro de servir al pueblo y no para servirse de él. De tal manera que si un Gobierno es ineficaz, en cualquier nivel jerárquico y no trabaja para servir al ciudadano, se debe asumir que fracasó y debe abrir los caminos a nuevos líderes y generaciones, que trabajen para estar a la altura de las exigencias que les demande la sociedad venezolana.
Finalmente al comprender que, más allá de lo que nos separa, estamos destinados a llevar un gentilicio común, debemos aportar nuestros esfuerzos, conocimientos, talentos y nuestra voluntad de Unidad, en pro de reconstruir esta maravillosa tierra, Venezuela.