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La evolución de Salvador Pérez como bateador de fuerza ha sido impresionante esta temporada, al punto de establecer una cifra tope en su carrera con 21 vuelacercas en 2015, además de un par de estacazos en esta postemporada.
Año a año, más allá de su desgaste detrás del plato, Pérez va incrementado su cosecha de cuadrangulares, de 11 jonrones en 2012, a 13 un año después y 17 en 2014.
“Salvador es un tipo fuerte. Y este año todo se ha acelerado mucho más”, indicó Ned Yost, mánager de los Reales de Kansas City. “Él (Pérez) es un receptor que juega muy duro. Es impresionante la cantidad de castigo que recibe y es capaz de volver a la alineación día tras día”.
La calidad de un catcher no se limita solamente a su capacidad como bateador ni su fortaleza física. Quizás lo más importante para un careta de las Grandes Ligas es la forma como conduce su cuerpo de pitcheo y en eso Pérez ya es un “maestro”.
“Siempre hay una conversación con lujo de detalles entre Salvador y todos nuestros lanzadores”, comentó Yost. “Trabajan bastante con los videos. Observan qué hacen los bateadores del otro equipo, cómo reaccionan ante los envíos rompientes, las rectas, los cambios. Y eso lo usan en el plan de trabajo que tienen para cada juego. Lo estudian y están siempre en la misma página”.