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El domingo 6 de diciembre, Venezuela tiene la esperanza bien fundada de iniciar un cambio de rumbo, después de más de tres quinquenios de desaciertos. Este país no puede continuar profundizando una falsa “revolución” que lo está destruyendo. Los venezolanos estamos decididos a recuperar los valores superiores de la vida, la libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad social, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el pluralismo político, en franco proceso de deterioro. Es hora de iniciar el rescate de la dignidad y el desarrollo de la persona y el ejercicio democrático de la voluntad popular. La construcción de una sociedad justa y amante de la paz no puede postergarse más.
La promoción de la prosperidad y el bienestar del pueblo, no es posible seguirla posponiendo, en aras del mito de un socialismo marxista histórico e inviable. La mayor suma de seguridad social, de estabilidad política y de felicidad solo la lograremos los venezolanos, cuando tengamos un gobierno realmente democrático, participativo, electivo, descentralizado, alternativo, responsable, pluralista y de mandato revocable, cosa que se nos aleja, mientras continuemos tras la quimera de construir “el socialismo bolivariano del siglo XXI”. Ha llegado la hora de recuperar nuestra condición de ciudadanos, para no seguir siendo súbditos o siervos de un Estado comunal de inspiración fascista, en pleno siglo XXI.
En consecuencia, nuestro derecho al voto libre, solo sujeto a las exigencias de nuestra conciencia, debe orientarse a escoger a hombres y mujeres que puedan asegurarnos la vigencia de los valores antes expresados. Y esto debemos hacerlo sin temor alguno. El próximo domingo debemos dedicarlo íntegramente a sacar al país del profundo abismo en el que ha caído, tan pronto amanezca: “una hora ganada al amanecer, es un tesoro por la tarde”, expresó San Juan Bosco. Será un día pues, para actuar sin miedo y con los ojos bien abiertos, pues la esperanza es el sueño de los que están despiertos.
El domingo 6 será entonces un día para ocuparnos de la patria. Robespierre expresó: “Se puede abandonar a una patria dichosa y triunfante. Pero amenazada, destrozada y oprimida no se le deja nunca; se le salva o se muere por ella”: ¡Salvemos a la patria!