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En la autopista que dirige al distribuidor Maisanta, Jortis Ramón Uzcátegui (25) encontró la muerte. Manejaba un Ford Fiesta color gris, placa AA539GS, cuando perdió el control y se estrelló con un poste en medio de la isla que divide los dos canales. Lo trasladaron al Hospital General del Sur, pero falleció luego de tres horas.
La vía estaba concurrida, pero no fue impedimento para Uzcátegui. Un testigo dijo que el joven esquivaba los carros a toda velocidad “como desesperado”, eran las 9.00 de la mañana ayer cuando intentaba pasar un Conquistador, evadió el siguiente y luego perdió el control.
La velocidad que llevaba no le permitió frenar ni controlar el volante, derrapó en el pavimento y saltó la isla, impactó contra el poste y una palmera lo detuvo. El tráfico se congeló, los conductores que presenciaron la colisión se bajaron para auxiliarlo, al verlo herido llamaron a los Bomberos, por temor a moverlo.
En 20 minutos, los paramédicos llegaron, lo sacaron del asiento que quedó acostado, con el copiloto destruido. De su nariz y cabeza emanaba sangre, el antebrazo izquierdo estaba fracturado, lo colocaron en una camilla y lo llevaron al hospital.
El joven acababa de salir de su casa, en Altos de Sol Amado, para unas diligencias. Los familiares al enterarse de lo ocurrido llegaron a la autopista, al ver el auto gris destrozado, pensaron lo peor. Un niño gritaba: “¿Por qué hizo esto?”, la calma regresó un momento, al saber que seguía vivo.
Un familiar revisó el vehículo y tomó los objetos de valor, abrieron la capota y sacaron la batería, revisaron las puertas y los neumáticos para verificar que podía rescatar. Una grúa llegó a las 10.00 de la mañana y lo remolcó hasta un garaje.
Los parientes se montaron en sus vehículos y colapsaron la emergencia del centro de salud, se abrazaban, lloraban. Algunos salían y entraban, calmados buscando papeles y respondiendo llamados para decir: “Está grave”.
Los médicos de turno le diagnosticaron traumatismo craneoencefálico y el pulmón derecho llenó de sangre y aire. Tres horas después, la familia Uzcátegui estallaba en llanto. El joven había muerto, no soportó la gravedad de las heridas y sufrió un paró cardíaco.