"Se me hiela la sangre de solo pensar en la lluvia"

Mu00e1s de cuatro sectores se ven afectados por el mal estado de la cau00f1ada Zapara. (Foto: Archivo)

La cañada, que drena de sectores de la parroquia Juana de Ávila, hasta llegar a Monte Claro, 18 de Octubre y Zapara, mantiene “en vilo” a los habitantes, por la cantidad de escombros que interrumpen el cauce

Mientras se abraza a sí misma por el escalofrío que, dice, “entra desde los pies hasta la cabeza”, Verónica Guerrero jura que se “le hiela la sangre de solo pensar en la lluvia”. La mujer que vive hace más de 40 años a un costado de la cañada Zapara asegura que le pide todos los días a Dios que no llueva, teme por su vida y la de sus cinco niños.

Sillas, lavadoras, televisores, muebles, plástico y hasta animales muertos reposan en el caño que nace en las inmediaciones de Grano de Oro, desembocando en el Lago de Maracaibo, a la altura del Parque La Marina. La cañada, que drena de sectores de la parroquia Juana de Ávila, hasta llegar a Monte Claro, 18 de Octubre y Zapara, la mantiene “en vilo”, por la cantidad de escombros que interrumpen el cauce.

Guerrero dice ser testigo de inundaciones y pérdidas humanas por la fuerza de las aguas negras. “Cada vez que veo el cielo oscuro le pido a Dios que no llueva, yo sé que necesitamos la lluvia por el agua pero cuando caen tres gotas, la cañada se lleva todo porque se desborda, hace años que está tapada”.

Peligros

José Rincón dice que “hace más de seis años que por aquí no pasa nadie, oposición y oficialismo es lo mismo, todos prometen y nadie cumple”. El hombre muestra sus piernas con picaduras de zancudos. “La plaga no se aguanta, hay niños enfermos con escabiosis, neumonía y fiebre”.

En sectores, como la calle 59 de Pueblo Nuevo, los vecinos cercaron el borde de la cañada. Luci Antúnez, vecina de la zona, asegura que han caído niños en las aguas putrefactas. "Hace poco se cayó un señor que vendía periódicos".

Más adelante en el sector Monte Claro, Jordán Burgos relata cómo vive su familia, a escasos 20 metros del borde de la cañada. “Este es el sector más bajo, nosotros estamos más propensos al desastre porque aquí hay más escombros que a inicio de la cañada. Tenemos miedo porque sabemos que eso se va a desbordar”. 

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