sábado, diciembre 14, 2024
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Sirven o no sirven

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Para el régimen, el ejercicio de la política es muy relativo; prevalece la conveniencia y la manipulación grosera y ofensiva

“La intolerancia en sí misma es una forma de violencia y un obstáculo al crecimiento del verdadero espíritu democrático.” Mahatma Gandhi.

El 16 de diciembre del año 2002, la OEA a través de su Consejo Permanente y por iniciativa del gobierno venezolano, emitió un acuerdo público de “Respaldo a la Institucionalidad Democrática en Venezuela y a la facilitación del Secretario General”, documento registrado como CP/RES.833 (1348/02). Previamente ese organismo, en ese mismo año, hizo sendos pronunciamientos: el 13 de abril, “Situación en Venezuela”; 04 de junio, “La democracia en Venezuela”; 14 de agosto, “Apoyo al proceso de diálogo en Venezuela” y el 9 de diciembre, un comunicado del Presidente del Consejo Permanente reiterando el apoyo de la OEA a la consolidación de nuestro proceso democrático. 

Para el régimen, el ejercicio de la política es muy relativo; prevalece la conveniencia y la manipulación grosera y ofensiva. Podría argumentarse que las circunstancias no son iguales y el hecho que un órgano del Poder Público venezolano como lo es la Asamblea Nacional haya informado y solicitado al actual Secretario General del organismo que inicie el proceso de aplicación de la Carta Democrática Interamericana, con base en su artículo 20, para obligar al gobierno nacional a restituir el orden democrático, a éste no le parezca legal y por lo contrario, lo considere un acto de traición a la Patria,  arroja mucha claridad sobre el relativismo político que anima al régimen.

Como la memoria es frágil, es conveniente recordar que en la resolución inicialmente referida, la OEA, entre otras consideraciones muy importantes, acordó: “ 3. Urgir al Gobierno de Venezuela y a la Coordinadora Democrática para que negociaciones de buena fe alcancen una solución constitucional democrática, pacífica y electoral en el marco de la Mesa de Negociación y acuerdos que cuenta con la facilitación del Secretario General de la OEA. 4. Respaldar el derecho del pueblo venezolano de elegir a sus gobernantes de acuerdo con las normas constitucionales y expresar en forma terminante que cualquier situación que contravenga el estado de derecho y la institucionalidad democrática de Venezuela es incompatible con el sistema interamericano y, particularmente con la Carta Democrática Interamericana. . . 6. Hacer un llamado a todos los sectores de Venezuela a que respeten los principios consagrados en la Carta Democrática Interamericana, incluidos, entre otros, el respeto a los derechos humanos, el estado de derecho, la transparencia y la buena gestión de los asuntos públicos. 7. Instar al gobierno de Venezuela a que vele por el pleno disfrute de la libertad de expresión y de prensa, . . . . .

Como se ve, este es un gobierno contradictorio en esencia, reincidente en su comportamiento totalitario, irresponsable en sus actuaciones y no tiene pudor para mostrar su moral relativa y acomodaticia. Entonces cabe preguntarle ¿la OEA y la Carta Democrática Interamericana sirven o no sirven para promover y defender la democracia en el continente?

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