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Una ráfaga de tiros sorprendió a los habitantes del barrio Los Claveles, parroquia Cecilio Acosta. La Policía científica se enfrentaba a un trío de ladrones de carros, aún por identificar, en un taller mecánico. En el careo, los oficiales ultimaron a uno, capturaron a otro y un tercero se fugó.
Los vecinos salieron y colapsaron ayer, a la 1.30 de la tarde, la avenida 96. Los detectives ya tenían acordonada la escena, cruzaron cuatro patrullas del cuerpo de seguridad mientras colectaban las evidencias y alejaron a los curiosos a unos 20 metros de donde hacían la planimetría. En el pavimento, entre los vehículos, se visualizaban cuatro casquillos de balas.
Unos de los averiguadores murmuraban que quien estaba dentro de una de las patrullas era Salvador. Otros creían que el muerto se trataba de su vecino Maikel. Los oficiales solo confirmaron que se llevaban a declarar al dueño del taller y a su hijo.
Al culminar las pesquisas en el lugar, un funcionario ordenó que montaran, en un grúa un Ford, Fusion, negro, placa VCW38R.
El procedimiento
Los sospechosos presuntamente corrieron desde el sector Sol Poniente. Los oficiales aseguran que empezaron a seguirlos porque viajaban en un carro robado. Conocer el sector les facilitó el escape. Tras recorrer un kilómetro, los acorralaron en la avenida principal. Buscaron refugiarse en el establecimiento, pero los obligaron a enfrentarse.
Al herido lo trasladaron al Centro de Diagnóstico Integral La Paz. Los doctores de guardia atendieron al infortunado, pero a los minutos murió. Uno de sus cómplices aprovechó la confusión, en ese momento pasaba un carro por puesto de la ruta Socorro y se lanzó sobre la maleta. El otro depuso sus armas, detalló un testigo.
A los tres delincuentes los señalaron de azotes. Residen por la barriada, por eso todos los testigos prefirieron mantenerse al margen. Temían represalias.
Desamparados
Los residentes de Los Claveles, La Pastora, Alfredo Sadel y 5 de Julio denuncian robos constantes. Deben encerrarse en sus casas temprano por los azotes, en su mayoría menores de edad, el patrullaje es poco y el alumbrado público pésimo.