La oficina de prensa de la Diócesis de San Cristóbal indicó que estos dos nuevos siervos de Dios tachirenses se suman a las cuatro causas que ya están en proceso
Mario Moronta, obispo de San Cristóbal, anunció que la Santa Sede aprobó el inicio del proceso de beatificación y canonización del laico y padre de familia, Lucio León y del sacerdote diocesano Martín Martínez. “La Santa Sede ha aceptado abrir el proceso de canonización y beatificación de estos dos nuevos siervos de Dios. Ahora tenemos la tarea de estudiar su fama de santidad y sus virtudes heroicas”.
El prelado señaló que se trata de un sacerdote sencillo y muy querido: Martín Martínez; y un laico, padre de familia y trabajador: don Lucio León. “Son dos nuevos siervos de Dios del Táchira” y ahora se creará una comisión histórica y otra teológica para comenzar el proceso, explicó.
La oficina de prensa de la Diócesis de San Cristóbal indicó que estos dos nuevos siervos de Dios tachirenses se suman a las cuatro causas que ya están en proceso, entre ellos: monseñor Tomás Antonio Sanmiguel, Medardo Piñero, la madre Lucía del Niño Jesús y la hermana Israel Bogotá Baquero. “En el Táchira tenemos la posibilidad de ser santos y todos tenemos la responsabilidad de promover la pastoral de la santidad. Esto ayudará a muchas personas a orientar su vida cristiana”, reseñó Aci Prensa.
¿Quiénes son?
Según comunicó la Diócesis, el siervo de Dios, Lucio León nació en 1932 y tuvo una vida religiosa como la gente común: amor a la eucaristía y la confesión, fidelidad al rezo del rosario diariamente. “Era trabajador, vendía productos en el mercado de San Carlos en la ciudad de San Cristóbal, y luego se dedicó a la albañilería, desarrolló su apostolado con la Cofradía del Santísimo Sacramento”. El siervo de Dios falleció en 2010 y “es el padre del sacerdote José Lucio León Duque”.
Martín Martínez nació en 1919. Ejerció su ministerio sacerdotal durante 58 años con dedicación y sentido pastoral. “Es conocido como un hombre de oración”, destacó la Diócesis y añadió que realizó “con gran recogimiento de manera especial el breviario, el rosario, y la visita a los enfermos, a quienes les lleva el viático”. Además de trabajar en varias parroquias, “fue impulsor de la cultura y de obras de envergadura de la región”.